Nocturno Secreto

martes, 19 de abril de 2016

El Misterio de la Aurora



Me duele el alma. Al menos así me siento desde que la marea empuja mi corazón hacia el horizonte de mis hundidas ambiciones. Empapadas todas ellas por la marejada de lágrimas que destellan el frio fulgor de tu belleza en la mañana. El sol nace doliente y el viento arrastra mi agitación de nuevo hacia ese infinito horizonte donde se vierten los ecos de tu cántico mi querida Aurora. La nostalgia no ha cesado de embadurnarme desde que saltaste de aquel acantilado dirigiendo tu última mirada al cálido resplandor de la aurora. Desde entonces no dejo de pensar en ti cada mañana que miro a la inmensidad desde mi ventana. Te perdiste mi amor, entre aquel manto de olas que junto tu belleza tanto amo. Todavía hoy sigo sin entender ¿por qué? ¿por qué tuviste que abandonarme y que mal te causaba el mundo que te impidió contar con tu amado esposo en vez de saltar en la locura? Dios te hecho tanto de menos mi amor...
Esta mañana me he despertado pronto creyendo escuchar  tu hermosa voz. Pero ha sido el silencio el que ha nublado mis sentimientos ahogados todos ellos en la soledad que inunda mi hogar.  Me he unido a mis habituales rutinas con los ojos tan despiertos como no ocurría en mucho tiempo y he salido por fin de mi casa a pasear un rato por el muelle mientras oía el batir de las olas. Allí afuera he sentido que hasta los pájaros me pedían embarcarme mar adentro, al verlos volar hacia nuevas tierras al otro extremo del mar. Una vez más rumbo al horizonte. Pero me he contenido y he regresado a mi solitaria casa ubicada cerca de la orilla. Al entrar, una ráfaga de aire venido desde el horizonte me ha susurrado mi nombre y ha entredicho la nostalgia de mi Aurora pues era su voz la que acariciaban mis oídos. El amargo e incesante llanto es lo que ha acompañado al gélido viento. Me he vuelto y he visto extinguirse el intenso brillo del amanecer. Por lo demás el día ha proseguido monótono y triste.  Por la noche no he podido soportar más tiempo lo lejos que me encontraba de tu compañía y me he embarcado rumbo al horizonte dejando una estela de vívidos recuerdos
sobre la superficie del mar. Me he perdido en la oscuridad de la noche mientras escuchaba tu voz llamándome...
Walt...¿por qué no me ayudaste?
Susurra de nuevo el viento a medida que más me acerco remando hacía el otro extremo del mar donde pronto volverá a brillar la aurora... Aurora... perdóname por favor, de veras  mi amor que lo siento tanto. No soy capaz de seguir viviendo si tú me faltas. Eras lo que más amaba, solo a ti te necesitaba para ser feliz... ¿qué voy hacer ahora? estoy de cansado de remar y perderme,  tratando de alcanzar el manto de calor de la lejana aurora que con nostalgia me recuerda al calor de tus cariñosas mejillas.
Walt te lo suplico ayúdame...
¡Basta!
Walt mi gran amor, mi único y dulce amor ¡ayuda!.
Por favor basta, que cese de escuchar tu voz. ¿por qué no callas y me dejas, porqué me condenas a oírte todas las mañanas?. Ojalá pudiera hacer que desaparecieras de mis recuerdos pero no puedo, no soy capaz de olvidarte, no cuando eras tan radiante y bella.
Walt... ven... ven donde nace el sol...
Donde el calor se fundió con nuestro primer beso.
Llevo toda la noche remando soportando los fuertes tumbos de las olas meciéndome lejos de la voz de mi amada, empujándome hacia mi hogar donde habita el vacío de mi soledad. Yo lucho, me esfuerzo por remar más fuerte y resisto la intensa marejada que atormenta mi deseo de mecerme en la cuna donde duerme el sol. Rápido, antes de que despierte y vuele lejos la luz de mis esperanzas.
Ya está amaneciendo y la reina de las estrellas tiñe el cielo de felicidad alumbrando las nubes con diversos matices anaranjados. Brilla el sol en un intenso color pálido con tonos amarillos en su contorno como un ojo que vislumbra la perfección de su propio alumbramiento.
Yo  continuo remando cada vez más cerca de la aurora adentrándome en sus calurosas entrañas, atravesando su blanca pupila como si de un portal a otro universo se tratara. Quizás otro universo más alegre donde las lágrimas se evaporen y las sonrisas irradien el auténtico calor de la felicidad.
Pero justo cuando termino de atravesar el sol solo el último grito de mi amada se escucha antes de que la oscuridad extinga hasta el último vestigio de luz en la totalidad del universo.

Pues este pobre marinero que navega solo hacia su final cree haber despertado sonámbulo de un mal sueño y su tragedia abarca hasta la absoluta oscuridad por su terrible ceguera. Hace tiempo que no vislumbra un solo rayo de luz y la belleza solo entona el rugido de una tormenta en la mar. Embraveciendo las olas que forman un profundo remolino donde se vuelca su barca sobre el vacío. Como si fuera la pupila de su ojo ciego, donde la luz muere al entrar.
    







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