Nocturno Secreto

miércoles, 24 de octubre de 2018

En la ciega oscuridad

Ya no se si vivo loco, cuerdo o enfermo,
no se si sangra la memoria o el recuerdo.

Me ahogo en un lago más profundo
que la negra atmósfera de un cementerio nocturno.

Me he maltratado con amargos versos
y he tropezado con las grietas de las calles.
Ahora cruzo asustado el ámbar de los semáforos
huyendo del frío tacto de los besos del hades.
Pero siempre me corta la hiel de sus labios
y sello mi alma en la mudez que oculta el pecado.

Soy una sombra que muere en la oscuridad,
un vacío que asfixia la llama del diablo,
un hipócrita que traicionó a la verdad.

Renazco en la soledad que acompaña al escritor
y existo en ese abismo informe que es la ficción.

La luz del sol maquilla la palidez de mi mirada,
mi reflejo desnuda la timidez que a solas me habla.
Escribo un poema que es sentimiento malva
arrancado del inmenso cielo de cada palabra.

La sinceridad es mi enemiga y la falsedad mi asesina,
mi orgullo ahogado en el océano de la nada
vomita la humedad que seca la sed de la vida.

Me he rendido ante la indiferencia de mi ser,
ante el trono que me arrodilla sobre la aridez.
Me he rendido a ser la burla y el esputo de la moral
a conocer la oscuridad del túnel de mi infierno personal.
Me he rendido a no conocer jamás la verdad.

Al final…

El tiempo penetra en la dureza de la piedra
hasta que solo queda el vacío de la existencia.

Y las esquirlas solo flotan en el limbo de la esencia…