Nocturno Secreto

martes, 20 de marzo de 2018

Noches en el centro de Madrid hace tres años...

He escrito un breve tiempo
y has aparecido en mi recuerdo.
Nuestras conversaciones…
Nuestras discusiones…
y siempre tu saber del que aún hoy aprendo.

He escrito con el corazón quieto,
con la mente en tu libro que leo
y que no deja de sorprenderme.
Aquel regalo que siempre me da ánimo,
aquella esperanza que me desprende
y me invita a soñar ser honesto.

La pureza de tu amistad
es de lo más sagrado que pierdo.
La tristeza de mi soledad,
te recuerdo y entiendo que la merezco.

No te pido que me perdones.

Solo confío poderte agradecer
aquel tiempo que me enseñó a perder.

El dolor no es placentero.

Todo se debe a mi timidez
y no a un enamoramiento.

Pero…

No se como expresarte desde dentro
que de todos los daños por perder
tu constante mirada apartada siempre siento…

No se como recuperar mi vez
y sorprenderte sin el recuerdo.
Solo escribirte que mi error fue
y que no consigo escapar de mi reflejo.

No quise arroparte con mi desánimo.
No quise ser el pringado de detrás
ni escribirte este mal poema.
Solo busco entender mi soledad,
responder a mi suspense ácido
y entrever entre ambos el problema.

Solo sé que hace tiempo que no me lees
que mi error fue y al no verlo fallé.
Pero sin estar enamorado aprecio
y solo pido conocer el secreto detrás del silencio
que cada vez que te veo distingo y pierdo…

sábado, 17 de marzo de 2018

Te amo

Se que no es suficiente
pues nunca lograré consagrar
el merecimiento de tu altar.
Se que no hay verso valiente
que valga siquiera tu mitad.
Solo le rezo al verbo de tu amar
sollozando un beso inherente
en el recuerdo de tu inmortalidad.
Escribo la poesía de tus ojos,
secretos y enigmáticos tesoros,
con la sangre de tu verdad.
Busco naufragar en tus lágrimas,
reposar en la isla de tu alma
y sentir la belleza de tus pestañas.
Sentir el sentimiento de tu mirada
y ser el agua que refleje hemorragia,
el fluir de tus caricias y dulces palabras.
Te quiero más que la eternidad
pese a la soledad que me distancia
al contemplar tu inmenso mar.
Por ello busco romper las olas
y navegar más allá de la distancia.
Ser el viento que te acaricia a solas
y abrazarme a ti en la tempestad.
Te amo como la música,
te necesito en la existencia.
Eres poesía que genera ciencia
mi razón más real y única,
el saber que solo entiende el poeta.
Pero que obra el milagro
en el corazón de todo humano.
Eres mi ángel, mi verdad y esencia,
eres junto con tus sueños, perfecta.

jueves, 15 de marzo de 2018

Continuación del poema narrativo "Alegoría"

https://diurnosecreto.blogspot.com.es/p/alegoria.html

IV
En la cueva reinaba la musa
coronada de flagrante destello
y arropada de virtud profusa
su voz brillaba sobre el silencio.
Su voz era luz y su haz incendio.
Y cual rayo que al ser alumbra
incidió su luz en la cerradura
encendiendo el alma oscura.
Por el entender tan extraño
que súbito contempló el poeta.
Pues no existe verdad y daño
que resista la lógica certera
que tan elegante, sutil y bella
reside en el verso de antaño.
Tan elegante como un poema,
tan sutil como fino hilo dorado
y tan bella como sol soñado.
Pues su inesperada bella luna
había con feliz nostalgia curado
la ceguera de claridad nocturna.
Y gracias a su dolor de alambre,
al dolor que rasgaba su herida,
cual oxidada llave que cierra
la mortal cerradura de la vida,
abrió la cerradura de su celda
con la llave que su dolor hería.
El oxidado hierro de la verja
chirrió al abrirse sonando su eco
en la profundidad de la caverna.
Chirrió como gemido o lamento
que trocaría el alma más impoluta,
en grietas de hondo sentimiento,
al alma de valor y virtud disoluta.
Al instante se abrió el silencio,
el primer paso, el mayor miedo,
el mayor miedo sembró el valor,
el valor fue la cura del dolor.
Pese a la negra oscuridad absoluta
que deprimía la nostalgia de la luna.
Habló, esta vez la mortecina musa
imitando la poesía de más alta cuna.
Moran, en esta existencia extinta,
las almas que traumadas murieron
bajo el gélido mármol que sufrieron
de una tortura a su psique víctimas.
Moran... como tú antaño en la piedra
sin la esperanza de quien la luz alberga.
¡Solitarias almas que sin alma anhelan…!
Caminó el, entonces, doliente poeta
por el abrupto sendero que circunda
el hondo y húmedo foso de la caverna.
Para huir del pozo que su vacío inunda
guiado por tenue luz en medrosa senda.
Abandonando la inerte celda subterránea
que le abandonó a la noche más etérea,
que durante el largo transcurso de una era
su existencia había tornado momentánea,
estático en estatua de dolorida piedra
cargando, su conciencia, su pena.
Hasta que por fin alcanzó la cima
de la profunda caverna sin vida.
Escalando la senda en cada huella.
Escribiendo un camino de hiedra.

domingo, 11 de marzo de 2018

El tupido bosque del alma

No siento arder la palabra
en el profundo bosque del alma.
No siento el sol traspasar las ramas
ni el frío de la oscuridad,
solo el abrigo del aire y la nada.
Aire que llena de oxígeno la humedad
estancada en el barro de mi libertad.
No siento el sendero ni la esperanza,
tan solo el miedo que me atenaza
y echa raíces en la profunda tierra.
¡Cadenas de mi conciencia en guerra!
que rinden mi felicidad esclava.
Busco liberarme de mi ignorancia
siendo el sabio que recoja la savia
y nutra las hojas de mi nostalgia
hasta el otoño en que coloreen el alba.
Ese radiante cielo naranja
que no alcanza a respirar mi ánima.
Tan solo sueño con soñar
el sueño que me hará despertar mañana,
fuera del frondoso bosque
sin que me corte o rasgue
el enmarañado y afilado ramaje.
Tan solo espero poder podar
cada sentimiento que me enmaraña.
Pero cada vez más frondoso me araña
el tupido bosque sin alma.
Cada vez más me desgarra la soledad.
Y ser feliz y estar vivo
es regar con sangre el sacrificio.
Sangre de un rojo más intenso
que el cielo de la mañana.

jueves, 1 de marzo de 2018

Estoy roto

Estoy roto en el exterior
y hueco dentro de mi cuerpo.
Estoy roto en mi mirada,
roto en el sentimiento del amor,
estoy roto en el alma.
Perdido en las ruinas
derruidas de mi conciencia
estoy roto en la ausencia,
en la grieta que me quiebra
por sangrar dentro y no fuera.
Estoy roto en el tiempo,
roto, en el latir de ser vida,
en el ritmo de mi ánimo quieto.
Estoy roto en la fisura,
en la distancia que nos separa,
en la cruz de mi duda,
en el dolor de no sentir nada.
Estoy roto, roto en el verbo,
roto en el reflejo,
roto en mí y en tu recuerdo.
Estoy roto y soy el centro
de mi desequilibrio.
Roto en la madurez,
anciano en la juventud,
amatista de mi delirio
y cicatriz sin lágrima,
sin destello ni brillo.
Roto, estoy roto en mi lápida,
estoy roto en el instinto…
Soy veneno en cada palabra,
estoy roto entre la penumbra
y solo estoy roto… roto…
y solo mi rota conciencia me sutura.