Era otra
mañana, en la fría biblioteca de mi colegio, cuando junto a mis libros de texto
miré abstraído a través de una ventana la opaca oscuridad de un cuarto.Abierto
a mi creatividad pero cerrado a la vista de los alumnos. Aun así, pese a todo
esfuerzo, cien veces había encontrado
sellada mi curiosidad, al permanecer confinada entre la oscuridad del interior.
-
Siéntate, ya
sabes que allí no se puede entrar-Replicaba constantemente el señor que cuida
de la biblioteca cuyo nombre solamente escuché una vez tiempo atrás.
-
Pero si solo
quiero saber que hay dentro, ¿Qué hay de malo en verlo con mis ojos? ¿por qué
ocultármelo?
-
¿Ves a tus
compañeros? ellos están tranquilos, sentados y estudiando en silencio, no les
molestes. No Santiago ya basta, tu tutor debería haberte explicado ya la
normativa del centro. No hagas que llame al jefe de estudios, acuérdate de lo
que pasó la última vez.
Tras lo
dicho me senté entre mis libros y la decadente oscuridad del cuarto, vista en
la ventana, volvía a atraerme otro día más. Mientras recordaba como la primera
mañana, cuando comenzó el deseo de abrazar el silencio de la misteriosa
habitación, me pareció distinguir una sombra entre las sombras. Una negra
sombra que lucía entre su oscuridad.
Instintivamente
volví a moverme de mi sitio y pregunté al compañero más cercano. Pero
bordemente me respondía que él que sabía y que le dejara en paz. Al tanto, el
resto de los compañeros me observaban con un atisbo de desprecio, para acto
seguido olvidarse de lo sucedido. No obstante, para mi suerte, una amiga me
sugirió que le preguntase a Isa, la tímida chica de clase, que seguramente ella
me daría una respuesta interesante. Así que como no, no dudé y me dirigí a
preguntarla.
-
Isa, ¿tú
sabes que guardan allí dentro? porque Cris me ha dicho que tú sabrías...
Isa en
cuanto me oyó preguntarla se echó a llorar y tapándose con las manos la cara, me
pidió a gritos que me marchara, que me alejase de ella lo máximo posible...
El bibliotecario
una vez más me echó la bronca y acto seguido me expulsó de la biblioteca.
Finalmente,
una noche abrí la puerta y extrañado sobrecogí un débil llanto confinado en la
oscuridad. Avancé dos, tres pasos decidido sin miedo ni duda. Un torrente de
emociones bañó mi cuerpo y agitó mi corazón bombeando cristalina sangre cual
destello del mar con olas de excitación.
Entré y acto seguido
vislumbré un angosto pasillo con un largo tramo de escaleras de caracol. El
camino era interminable y cuanto más bajaba más parecían cerrarse las angostas
paredes que aprisionaban los latidos de mi interior, obstruyéndome la
respiración. Largo, muy largo era el camino hacia el abismo donde me empujaba la
locura de mi caprichosa curiosidad. Hasta que al final, tras una silenciosa y
agotadora hora de infinita paciencia, finalmente, conseguí llegar al final.
-
Dije que te
marcharas. -Susurró entre la sombra una voz de mujer que me parecía reconocer
-. Que me dejaras sola... por favor, déjame sola, SOLA.
-
Isa... -
Nada respondió, así que continué avanzando a medida que el caluroso estupor
melancólico me abrazaba entre la oscuridad.
-
¿Es que no
le temes al vacío?... - Preguntó ella oculta en las sombras.
-
Encuentro
absurdo temer lo que no conozco. - Reí al terminar de hablar.
Entonces Isa apareció
entre la oscuridad, me cogió del brazo y me llevó consigo mientras atravesaba
la entrada hacía lo que parecía una inmensa biblioteca.
-
Mira Santi,
la biblioteca que guarda los mayores misterios de la vida y el universo.
-
No exageres,
es grande pero no tanto como la Nacional de Madrid seguro
Isa soltó una
potente carcajada y continuó diciéndome.
-
Lo seguro es
que no habrá maravilla igual que sea capaz de sorprenderte tanto como lo
consigue esta biblioteca.
-
Y ¿qué tiene
de especial?- Pregunté
-
Este lugar
es mágico, aquí se encuentran todos los libros que se han escrito y que en un
futuro se escribirán. Imagínate si debe ser grande, tanto que hasta podría ser
infinita.
Yo me quedé entre
boquiabierto e incrédulo por no saber si lo decía en serio o se trataba de una
broma. Ya puestos ella siempre había sido muy imaginativa.
-
Pero no solo
eso- prosiguió ella- piensa en toda la sabiduría que hay aquí guardada, todos
los logros y máximas aspiraciones de las que es capaz el hombre, además del
conocimiento absoluto incluido el de dios. Aquí mismo, reflejado entre estos
libros. Ah Santi... es prácticamente un sueño hecho realidad. Pero ahora te
dejo, debo continuar con mi lectura, tu indaga, indaga y nos veremos pronto.
Y se marchó
ilusionada perdiéndose de nuevo entre la espesa atmósfera de la biblioteca.
La
biblioteca, iluminada por blancas llamas en negras velas que alumbraban en
distintos matices grisáceos, se extendía como decía Isa en infinitos pasillos y
escaleras que ascendían a una multitud de pisos, sin encontrar un final. Parecía
que la biblioteca ocupara un lugar onírico en el espacio y el tiempo. Pues
nunca más volví a encontrar la entrada y claramente su longitud y altura
sobrepasaban los límites de mi añorada realidad. Cada sala era de una gran
amplitud, bordeadas todas ellas por larguísimas estanterías repletas de libros.
Tomos antiguos y tomos nuevos que
albergaban un misterioso futuro aún insondable para la presente humanidad.
Quizás secretos que rebasaban un trasfondo social de una inconmensurable magnitud
que desplomaría los pilares de las culturas y civilizaciones actuales.
También
percibía, del seco ambiente entre los libros, un aura vital de sabiduría que avivaba
mis deseos por leer todos y cada uno de los libros presentes. Cuanto más tiempo
transcurría más débil y vacío me sentía, hasta que finalmente tras escoger
al azar uno de los libros, entre la total multitud y saborear sus palabras, sentí
como la esencia de su texto alimentaba mi sabiduría y con ello mi vitalidad.
Mis males físicos y sobre todo espirituales se desvanecían entre la profunda
sequedad de la atmósfera. Así sucedió
que comencé a devorar las neutrales horas de este limbo atemporal, leyendo cada
libro que encontraba. Cada página revitalizaba mis pensamientos y experimentaba
todas las sensaciones y vivencias, descritas en los libros con la misma
intensidad con que si las viviera.
Al principio
comencé con libros sueltos de Arte,
filosofía, astronomía, historia... pero luego decidí ordenar la información. Comenzando mi lectura desde lo más básico hasta lo más complejo de cada detalle
de la realidad. Como si escribiera en mi cabeza una enciclopedia de contenido
universal en la que abría cada documento de los distintos campos del saber,
almacenando su sabiduría en otros campos que iban ramificándose a medida que
profundizaba en mi investigación. De este modo fui inculcándome una potente
cultura y ciencia en mi memoria. Cuando resultaba monótono mi estudio de la
verdad universal me procuraba entretenimiento adentrándome en los relatos de la
sección de ficción.Ciertamente la imaginación no tiene límites y como tal nunca
terminaba la sección.
No obstante, pese a
mis esfuerzos por abarcar la totalidad, no tuve necesidad de entrar en la
sección de teología."Mi alma rota se perdió allí dentro". Me contó Isa
con profunda tristeza mientras se le escapaban algunas lágrimas. Nuevamente la
veía llorar y entonces, recordando que en la biblioteca del colegio me suplicó
entre lágrimas que me marchara, la pregunté por qué, cuál era la razón por la
que no quería que yo supiese de este maravilloso lugar.
-
No es maravilloso
Santi...- Me contó Isa
Ella cayó de
rodillas en el suelo y rompió a llorar desconsolada. Yo la abracé sentado en el
suelo y la pregunté.
-
No te
entiendo ¿por qué lloras?
-
No importa,
aún no es el momento de que lo sepas. No estás preparado.
Me volvió a
dejar solo con mi lectura.
Así que sin
más dilación continué mi estudio, pero no sin antes volver a pasar por la
sección de ficción. Una vez allí, descubrí lo más insólito que me cabía
encontrar. Vi que existía una fila repleta de libros que en un futuro serían
escritos por mí. Me resultaba verdaderamente fascinante, así que rompiendo lo
que probablemente sería una regla de vida, leí mis futuras obras. Cada frase
que leía arrugaba mi alma envejecida por la nostalgia. Cada libro me hacía
enfermar de amor y de vejez. A pesad de que me gustara leerlos, me hacían
alcanzar la realización sin realizarse el acto. Así que mi pasajera felicidad
tan solo era el calor de un sentimiento atemporal y evanescente, en la larga
inmortalidad del silencio de este hogar. Me sentí aislado de mí y creo, comencé
a entender una parte del dolor de Isa.
Entonces de repente,
escuché a Isa gritar de desesperación y cuando llegué a donde se encontraba, la
vi arrojando un libro al suelo.
-
No lo
encuentro.- Sollozó Isa.
-
¿El qué no
encuentras?
-
Voy a
necesitar tu ayuda, Santi. En serio no puedo más. Debo de estar loca...
-
¡¿Pero qué
es lo que te pasa?!
-
¿A ti no te
pasa?
-
¿Pasarme el
que?
-
¡Estoy loca!
-
¡Maldita
sea! ¿qué te pasa?
-
¿Nunca te
has hundido en el vacío que ahoga tus emociones?
-
¿Cual, de
que vacío hablas?
-
¿Qué nada
existe como pensamos?
-
Empiezo a
pensar que este lugar te ha afectado de verdad.
-
¡claro que
me ha afectado! igual que a ti. No te has dado cuenta que no hay salida y no
parece importarte
-
Isa, ¿qué es
este lugar?
Entonces fue
cuando me contó la verdad de este lugar que no aparecía escrita en los libros.
Esta biblioteca es
un nexo. Se creó por entes abstractos que viajando a través del tiempo
rellenaron cada estante de la biblioteca.
-
Por favor,
déjame sola.- Dijo Isa.
Así que como
pidió, la dejé hundida en su soledad y así pasarían los imaginados días y la eternidad
de cada hora que ella continuaría allí, quieta, abrazada a sus rodillas,
abandonándose en el vacío del que intuía, había nacido.
Mientras, yo
aproveché el tiempo en terminar mi investigación. Leí todos los tomos de
historia universal y para mi sorpresa tenían un final. Lo único, era que no
sabría si el motivo era por la abrumadora extinción, o porque la humanidad
había alcanzado un estado tan alto de conciencia colectiva, que frenaba todo
progreso al mero hecho de seguir existiendo. No obstante las dos hipótesis me
inspiraban verdadera lástima. Esta vez tampoco la lectura era capaz de curarme.
Terminé
todos los tomos de estudio del universo, había alcanzado el conocimiento
absoluto de las estrellas, pero ninguna de ellas iluminaba mi existencia. Tan
solo un agujero negro que crecía oscureciendo mi interior. Leí todas las
culturas existentes, todas las descripciones de las obras de arte, conocí todo
el progreso tecnológico y biológico, las maravillas que crearía el hombre y el
bien que originarían a la sociedad. Sabía de todos los estados de la naturaleza
y sus razas vivientes. Pero yo... Ausente y triste.
Conocer la
verdad no me hacía tan feliz como lo habría sido el ser partícipe de ella. Era
una sensación de estar completo solo por fuera, sin embargo mis emociones se
ahogaban en mi interior. Un ente que vagaría en ausencia del ser. No era nada y
cada vez más, notaba como me definía la etérea palidez de la luz de esta biblioteca
que lentamente me transmutaba y unía a este no-lugar. Afectando a mis pensamientos
al igual que le sucedía a Isa.
Nadaba en un
mar de posibilidades ilógicas que me hundían cada vez más en mi interior. Continué
indagando hasta que, tras el hastío de un saber que no me satisfacía por no
trascender, caí en una constante idea delirante. Sistematizar las inertes leyes
de esta realidad e invertirlas.
Entonces fue cuando
lo vi, más bien se me apareció, un espejo. Un largo espejo que ocupaba desde el
suelo hasta el techo.
-
Entra- Me
decía Isa desde el otro lado del espejo.
-
No entres
Santi, por favor.- Me decía Isa a mi espalda.
Su reflejo parecía
contradecir lo que decías en la realidad.
-
Este espejo
invierte la realidad, no entres Santi.
Yo me quedé
asombrado y nuevamente ilusionado
-
Es justo lo
que andaba buscando- Sonreí, admirando mi reflejo que me escudriñaba con
seriedad.
-
Al otro lado
solo hay una reproducción de la biblioteca con libros inconclusos y lógicas
destructivas.- Isa se puso frente mío y me envolvió el cuello con sus brazos.
-
Si entras te
perderé... no lo entiendes, te amo- Yo seguía mirándome en mi reflejo- Recuerdas
lo que te conté, Mi alma se quebró en este lugar, no entres te lo suplico, mi
amor...
Con su mano, apartó
mi mirada del espejo y me atrajo a su dulce mirada siempre triste. En ese
instante entendí que la deseaba, verla tan cerca de mí y entender la profundidad
de su dolor, tan similar al mío, provocaba un intenso deseo de poseerla. No
obstante...
-
¿Qué es este
espejo?
…necesitaba entender.
-
El umbral de
la sabiduría- Coincidieron sorprendentemente ambos reflejos.
Y solo por eso... Me
atreví a cruzar.
Atravesé el
umbral, el espacio vacío entre yo y yo mismo cruzándonos, traspasándome,
contenido en un cristal donde la tristeza y la alegría se confundían
mezclándose, para luego distanciarse, despidiéndome de mí.
Entonces, la
nueva Isa, quién antes fuera su reflejo, me besó y yo le devolví el beso.Sintiendo
el terror porque al otro lado nos odiábamos por culpa de nuestro mutuo error.
Un error que no obstante, pagaría con el precio del entendimiento.
La nueva
Isa, Isa II me miró penetrante, reflejándose con profundidad en el brillo de mis
pupilas, y serena pero atrevida me tiró del brazo arrastrándome hacía el
interior de la espeluznante biblioteca. Pues su estética era tétrica. Mientras
la anterior biblioteca rebosaba sabiduría con su blanquecina luz, esta
presentaba una sucia atmósfera, perdida entre una niebla cuyo hedor transmitía
ignorancia. Su arquitectura gótica acompasaba en una interminable pila los
ajados y mohosos libros de las negras estanterías repletas de telarañas. Cuánto
más caminábamos, más largo y tedioso se me hacía el camino, prolongándose el
corredor por infinitos pasillos que se desvirtuaban en un complejo laberinto.
Extendiéndose por infinitud de plantas repletas de sus toscas estanterías. No
estaba ordenada, no existía lógica o proporción en su fisionomía. Y sin embargo
desprendía una sutil belleza. No porque sus pasadizos alteraran la gravedad y
se pudiera desvelar sus oscuros secretos ondeando senderos inescrutables para
el ser humano. No, su delicadeza estribaba en la melancolía por el paso del
tiempo.
La misma nostalgia
que alimentaba mis deseos por leer sus libros.
-
¿También tú
lo sientes?- me preguntó Isa
-
¿Sentir?
-
Toda esta tristeza...-
señaló la biblioteca.
-
Isa... yo no
siento nada.
-
Eso no es lo
que leo en tu rostro.
-
¿Y qué lees en
estos libros?
-
Aquello que
has olvidado.
-
¿El qué?
-
Solo tú
puedes averiguarlo.
No tiene
sentido, qué se supone que he olvidado si lo sé todo.
Comencé a
leer cada libro, a atender cada detalle de lo que estaba escrito, pero
resultaba costoso. La letra estaba invertida como la imagen de un espejo y
requería un tremendo esfuerzo. Pero ese no era el único problema, también su
sabiduría estaba invertida. Cómo explicarlo... Cómo enseñaros que la derecha es
la izquierda y la verdad una mentira, que la mente no es el alma y el alma es
solo un sustrato pero no de nuestra esencia. Mis pensamientos se distorsionaban
entrelazándose con nuevas y destructivas ideas. Pero a ojos de aquel lugar, la
locura era la cuerda que ataba la cordura y no al revés. De modo que mi cabeza
que tan sabiamente ordenaba y clasificaba, ahora, el torbellino de mis
pensamientos descomponía hasta el último átomo o partícula del universo. Era
una sabiduría maldita por la ciencia e instruida por la religión de lo
inmaterial.
Hasta que
leyendo encontré una palabra, solo una tan clara y distinta a todas las demás que
maravillándome comprendí que debía no seguir leyendo y llevarme el libro con
migo.
Isa permanecía a mi
lado todo el tiempo, al contrario que la anterior Isa, obstinada en encontrar un
mundo yermo y sin vida...
-
Isa...
-
¿Sí?- Isa II
se desempañó de sus ideas y con una sonrisa fingió prestarme atención.
-
¿Por qué no
me acompañas y buscamos la salida? No hay nada en este sitio que llame nuestra
atención.- Isa II no quería escucharme y miraba en otra dirección- Dijiste que
la anterior biblioteca era un nexo.
-
¿Dije? Ah
Isa…-Sus negros ojos susurraron rencor.
-
La anterior
biblioteca era un nexo, en cambio este lugar es una brecha, un mausoleo de
ignorancia.
El rostro de Isa
ensombreció y sus pensamientos…
-
Santi, esta
es la auténtica biblioteca y lo sabes, por eso cruzaste el umbral de la
sabiduría.
…se
ofuscaron.
He aquí la
trampa.
La mortal llama
negra de la ignorancia, una pasión irracional que me abrasaba en mi interior y
en la que ardería toda la eternidad, o al menos el tiempo en que existiera este
no lugar. Esta nada… Porqué existía este lugar, porqué la materia y la
existencia, porqué este oscuro abismo entre la sabiduría y la ignorancia… la
ignorancia… y la sabiduría…Ahora todo estaba claro.
-
Isa…
Isa volvió
su rostro donde yo estaba pero su mirada cegada por el odio no me encontraba.
La miré y sentí
lástima, lástima porque entendía quién era ella y que papel jugaba en el
universo. Lástima no por pena, sino porque la amaba. Es cierto, ella era en
apariencia fría pero eterna y clara y con el tiempo cálida.
-
¿Conoces “El
Mito del Espejo”?
-
Nunca lo he oído.
-
Claro, Isa
sí lo conoce, pero tú has decidido olvidarlo. Es un mito que leí en la antigua
biblioteca y aún no se ha escrito, al menos no en mi tiempo. Dice así:
Al comienzo de todo solo existía el ser cual puro
cristal transparente como la sabiduría. En sí misma resplandecía su propia
existencia alumbrándose para la eternidad.
Pero toda una vida constreñida en una prisión,
limitada por su propia perfección, concentraron sus deseos por liberarse y
alcanzar lo infinito. Su fulgor se extendió sobre el espacio creándose el
tiempo y así se amoldó a la eternidad. Sin embargo sufría desde lo más hondo de
su profunda esencia, ahora corrompida por el paso del tiempo. La infinitud era
el crimen con el que se había asesinado a sí misma y su dolor crecía sin límite
ni final. Si es más perfecto lo completo que lo incompleto y lo completo tiene
un principio y un final, ella vivía en una insoportable imperfección pues nunca llegaba a ser ella misma. De modo que encerró, el mismo dolor que la
oprimía, en un espejo donde se encarceló. Pero ese espejo, situado en frente
del cristal, solo era una imitación que reflejaba la ilusión que ella tenía de
sí misma.
Su brillo se proyectó en el espejo y nuevamente
sobre sí misma. Confundiéndose lo metafísico con lo físico, la poesía y la
retórica, la imaginación y el ingenio y nunca conocería la verdad, nunca
distinguiría cristal y espejo…
Isa lloraba
por dentro.
El ser se miró en el espejo y en él distorsionó su
precepción de si mismo, creándose, y por consecuencia de su confusión y
sufrimiento, dividiéndose su identidad.
Dadirucso el espejo y Zul el cristal. Los dos dioses
del conocimiento.
-
Ciertamente
es un mito…- Habló Santiago- Pero en este lugar invertido. Donde el conocimiento
es ignorancia y la ignorancia conocimiento, la muerte es vida y por tanto…
La realidad
es Deidad.
-
Dadirucso…-
Exclamé tras escuchar su voz.
-
¿Cómo lo has
sabido?- Preguntó sorprendida IsaII.
-
Por qué Isa
me lo contó en la original biblioteca.
-
¡Yo soy
Isa!- Chilló su reflejo mientras hacía caso omiso.
-
“Perdí parte
de mi alma rota allí dentro”. Eso es lo que me contó Isa.Tú, eres su alma
extraviada en este lugar olvidado.
-
Mientes este
lugar es la biblioteca de la sabiduría, la existencia de Dadirucso lo demuestra.
-
Claro,
¿recuerdas lo que sentiste cuando cruzaste el espejo? Tu tristeza y alegría
distanciándose. Es lo mismo que yo sentí y en ese instante lo intuí ya que era
el mismo dolor descrito en “El Mito del Espejo”. La existencia de Dadirucso en
este sitio, solo demuestra el mensaje del mito.
-
¿Qué
mensaje?- Preguntó en tono despectivo.
-
Tan simple
como que la realidad es la esencia y la ilusión es un espejismo.
El saber es un espejo de la realidad
-
Falso, no
existe espejo que muestre la realidad. Una copia no puede ser el original.
-
Por eso
Santi ¿no lo entiendes?-Escuché con temor como Isa me recriminaba- Como el saber
es un espejo de la realidad… nunca el saber nos mostrará la realidad.
Por eso creé este lugar, Tú lo sabes
Santiago, leíste todos los libros de la biblioteca, te nutriste con toda su
sabiduría y sin embargo qué te quedaba después…
-
Hablas de
trascender…
Hablo de destruir este mundo baldío y
crear uno nuevo, mejor
-
¿Otro
mundo?- Pregunté burlonamente- ¿Uno perfecto? ¿No es eso lo que tanto odiabas
al comienzo de todo?
Un mundo en el que exista la libertad
para trascender. Mi biblioteca es el primer paso para predicar mi evangelio.
-
Tu biblioteca…Siento
decirte que tu biblioteca es una estafa.
-
¡Cómo osas…
a dios!- Chilló Isa II.
En el destello de
sus vidriosos ojos, en apariencia fríos pero eternos y claros y con el tiempo
cálidos, sabía que se encontraba la verdad.
-
Isa…no
entiendes el mito… Dadirucso no es el verdadero dios.
Isa musitó extrañada
un instante y volvió en sí
-
Entonces
quién ¿Zul?
La miré fijamente
con la misma solemnidad de un dios.
-
¡Eres tú!- Me
dijo Isa II mientras veía mi mirada sonriente.
-
La razón por
la que opino que tu biblioteca es una estafa…-Proseguí- es porque ha errado en
lo más fundamental.-Cogí el libro que había cogido de la biblioteca y mostré la
palabra que hasta entonces había permanecido oculta.
AMA
La palabra destacaba
por su simetría y belleza sobreviviendo a la deformada inversión de la
biblioteca. Pues en ambas realidades siempre se leería igual, trascendiendo
incluso la misma eternidad.
-
Esto
demuestra que tu biblioteca es un engaño. Creando tu nuevo mundo de absoluta
libertad no solo destruyes la misma realidad de la que depende tu existencia
sino también la fuerza que une a los humanos con el universo. Es decir, destruirías
el amor, el mismo amor que siento por Isa y que una vez tú sentiste por ella.
-
¿Por mí?- Se
sorprendió Isa- Qué pinto yo en todo esto…
-
Isa ¿cómo
descubriste este lugar? No lo recuerdas ¿verdad?
-
Qué estas
insinuando… eso no tiene sentido.
En ese
instante reapareció el mismo espejo que atravesé mostrándonos el camino de
retorno, sin embargo no conseguía unirme a mi reflejo y pasar al otro lado.
El espejo
solo te deja pasar si dices la verdad, si nombras lo que es en realidad. Y ya
se dijo la verdad, se dijo que era el umbral de la sabiduría y por ello has
logrado entrar. Esta biblioteca es el destino del auténtico saber.
-
A eso puede
contestarte Isa perfectamente. ¿verdad?
Isa guardó un largo
silencio de reflexión y acto seguido lloró y me abrazó.
-
Ayúdame,
estoy rota…
Noté en sus brazos
el mismo calor que desprendía su mirada ardiente y sentí a mis espaldas un
escalofrío, como un intenso contraste entre alegría y tristeza, luz y oscuridad
porque Dadirucso fijaba su presencia en nuestro amor.
-
Ahora lo
sabes ¿qué es este espejo?
-
El umbral de
la sabiduría-Dijo Isa II.
-
El umbral de
la ignorancia-Dijo la Isa original.
El espejo no
nos dejó pasar.
Sabía que no iba a
funcionar porque debía decirse la verdad en el lado original de la biblioteca,
pero Isa II se negaba a decir que era el umbral de la ignorancia.
-
No puedo,
eso sería mentir al espejo.
-
Isa… sólo
importa la perspectiva del lado auténtico.
-
No lo
entiendo, cómo puedo no ser auténtica…
-
Isa…-su
reflejo me miró vacía y perdida mientras que la original encendió con su mirada
la chispa que encendía su alma.- Dime ¿qué diría tu reflejo qué es este espejo,
tras decir por ti misma que es “el umbral de la ignorancia”?
Las dos Isas
conectaron sus miradas en una sola llama y…
-
El umbral de
la ignorancia-Dijo la Isa que se encontraba a mi lado
-
El umbral de
la sabiduría-Habló la Isa real y auténtica.
De pronto el espejo
ganó mayor nitidez y cada vez más claro se desvanecía cristalino en su propia
transparencia hasta ser completamente invisible como el ser.
-
¿Tú no
vienes?- Me preguntó Isa.
-
Aún tengo un
asunto pendiente en esta biblioteca, además sólo tú has dicho la verdad de modo
que sólo tú puedes volver.
Isa se acercó en ademán de besarme pero
rápidamente se echó atrás al ver que sólo tenía ojos para quién en suma era
real y no un irrisorio destello de un espejismo.
La
biblioteca original volvió a desaparecer y despues, se hizo la oscuridad absoluta.
¿Cómo
supiste qué ella era Zul?
Me lo dijeron sus ojos tan fríos y con el tiempo
cálidos como la luz. Porque ese es su nombre real “Luz” y no esa inversión con
la que tú deformas la realidad.
Pero cómo
supiste que su alma estaba dividida…
Ya sospechaba cuando la pregunté qué era el espejo y
ambas dijeron lo mismo al comienzo, actuando su reflejo con voluntad propia, y el
sentimiento que me inundó al cruzar el espejo me lo confirmó.
Fue solo intuición.
Y por qué si
esta es la biblioteca de la ignorancia te dejó pasar cuando Luz dijo el umbral
de la sabiduría al principio.
Porque yo era ignorante, conocía la verdad pero no
la comprendía y para ello debía adentrarme en la oscuridad.
Dime, ¿Esta biblioteca, tanto la original como su
falsificación son la prisión que los entes han creado para Luz?
Es su
castigo por no saber diferenciarse a sí misma.
El mito…
Hasta que no
sepa distinguir cual es el cristal y cual el espejo, no podrá escapar de esta
cárcel.
¿Por qué se me permitió entrar a mí?
No te
confundas no fuiste elegido, simplemente fuiste alguien que se atrevió a ver
más allá.
Si resuelvo el acertijo del mito me dejarás salir.
Ese es el
trato, pero deberás resolverlo como Luz, siendo inmaterial de manera que no puedas
verte reflejado en el espejo. Así hay igualdad de condiciones.
Acepto…
Desaparecí
confinado en la oscuridad de la conciencia sin mente ni cuerpo ni alma, solo
espíritu asfixiado en la nada y limitado por la frontera del infinito. Mis
pensamientos resonaban en el eco de mis sentimientos que emanaban en una fuente
de nostalgia derramando dos brillantes perlas que resbalaron como lágrimas.Una,
el cristal transparente y otra, su espejo resplandeciente. Ambas idénticas, no
obstante solo una era la esencia y otra quien la bronceaba.
Todo consiste en ver más allá
Coloqué mi
perspectiva detrás de uno de los dos cristales y quiso la casualidad dar con el
espejo. Pues a diferencia del transparente destello que alumbraba mi existencia,
sólo vi la opaca ceguera de quien da la espalda a la verdad. De este modo
entendí que estaba detrás del espejo y por tanto, el otro era el cristal puro.
Acto seguido se
abrió un portal en la cara trasera del espejo que me transportó de nuevo a la
oscura habitación de la biblioteca de mi colegio. Sentada en un rincón se
encontraba Isa leyendo un libro.
-
¿Luz?
-
¿Luz? Así se
llama la protagonista del libro que estoy leyendo. ¿Qué haces aquí?-Preguntó
Isa
-
¿Qué hago
aquí? ¿Qué haces tú aquí?
-
Pues lo
mismo que tú imagino.
-
¿Lo mismo
que yo?
-
No me digas
que no sabes qué haces aquí- Inquirió entre risas Isa.
-
Yo… sentía
curiosidad por saber qué había aquí guardado y… bueno eso.
-
Pues ya ves
hay libros.
-
Ya… ya veo…
-
Pareces
desilusionado. ¿No te gustan los libros?
-
Que si me
gustan- reí- me los he leído todos…
-
¿Todos?
Imposible.
-
Como lo oyes.
Pregúntame uno y verás.
-
Los de esta
biblioteca no, esta es especial- Me contó llena de fascinación.
-
¿Especial? Y
a ver ¿qué tiene de especial esta nueva biblioteca?-Pregunté desinteresado,
sabiendo que ya nada podría sorprenderme.
Esta biblioteca contiene todos los libros que
nunca pudieron ni podrán escribirse.