Nocturno Secreto

martes, 26 de abril de 2016

Hilos del Alma

Son estas cuatro paredes
que me envidian y me humillan
me transforman en diferentes seres.
A las almas acribillan
tejen hilos de diferentes redes.
Hilos azules, para los sentimentales
hilos rojos para impulsos pasionales
hilos de pureza que reflejan blancas nieves
hilos de tristeza que asemejan negros caracteres
hilos esperanzados que sueñan con prados verdes.
Son los locos enamorados
encerrados en las sienes.

domingo, 24 de abril de 2016

La Red Mística



 No hubo llantos ni tampoco dolor, un nuevo ángel había nacido. Tampoco hubo madre que le acurrucara en su regazo ni padre que esperara con ansiedad su llegada. Pero desde luego hubo amor. Todo aconteció de la manera más bella y radiante como la luz del crepúsculo al amanecer. Tan solo el destello de una intensa emoción, eco que retumbó en el universo y el ángel se creó.
Su alma, esencia de todo inmortal, nadó en un mar de energía donde cada ola traspasaba su esencia y experimentaba una nueva y distinta emoción.
No estaba solo, existían otras entidades idénticas a él que crecían con el sabor de cada sentimiento. Llenando el vacío de la fría y oscura realidad que era entonces el universo. Un hondo negro manto sin astros ni constelaciones, sin belleza.
Aquellos entes abstractos que eran los ángeles fluían en la soledad del cosmos en compañía de sus intensas palpitaciones que originaba el ser.
Todos los ángeles se enlazaban entre sí como una red mística que crecía en intensidad y vigor dando forma al universo. Sin embargo nuestro ángel, permanecía aislado del resto. Muchos ángeles habían intentado la unión con él pero existía una fuerza que terminaba desgarrando la unión espiritual y el ángel continuaba solo. Lo extraño era que aquella fuerza procedía del mismo ángel. Una fuerza que emergía dañina para los demás seres. La unión con él significaba experimentar una constante lasitud y dolor sufriendo el más vacío de los sentimientos. De modo que el ángel vivía igual que nació, solo. La compañía de los demás terminó atormentándole temiendo destruir los mismísimos cielos.
Mientras los demás crecían en armonía y felicidad alcanzando la madurez de la realización, el ángel abrió un nuevo nexo en la realidad que duplicaría sus miedos y sus cada vez más diminutas esperanzas. Cayó en una prisión inmaterial, en el fantástico mundo de las ensoñaciones donde se refugiaría de la verdad del cosmos.
 Allí en aquel inhóspito lugar acrecentó su odio hacia el resto de seres. Veía desde aquel apartado mundo como los demás ángeles crecían en madurez y traspasaban la realidad espiritual convirtiéndose en la luz estelar que alumbraba los cielos. Una torrencial lluvia de estrellas que adornaba el universo. Pero nuestro ángel continuaba recluido del fulgor de la belleza.
Hasta que tras siglos de soledad comenzó a ser consciente de una idea. De una maravillosa presencia que los demás ángeles cegados de felicidad no alcanzaban a comprender.  Supo del auténtico significado de la red mística y vio con mayor claridad y belleza que cualquier ser la figura de una Diosa. Aquella divinidad significaba el primer rayo de sus casi desvanecidas esperanzas y comenzó a idolatrar a la Diosa.
Al principio estaba maravillado pues creía en un propósito para su dolor tras existir tal magnificencia y milagro.  Su rostro era el mayor regalo que podían ofrecerle sus ojos y observarla limpiaba sus turbias emociones pues se crecía con cada tramo de su perfección.
Cayó enamorado de la Diosa, pero tantos años de rencor y sufrimiento convertían su amor en un capricho. La adoraba como nunca nadie había adorado a un dios y cuanto más la idolatraba más la deseaba para él solo. ÉL se creía merecedor de su amor pues solamente él se había percatado de su existencia y ello creía darle un absoluto derecho a poseerla.
De todo esto se dio cuenta la Diosa y tras ver a través de sus oscuros sentimientos decidió castigarle. Provocando un gran desgarramiento en el universo.
De un mundo infinito y sin límites le condenó por su egoísmo a la finitud de la muerte, a vagar sin estrella que le guiase, con forma y mente a través de la constante e incesante búsqueda y a la vez inalcanzable ansia humana de la perfección.  
Sin embargo para la sufrida alma de nuestro ángel significó un consuelo y una bendición de su amada Diosa.



























martes, 19 de abril de 2016

El Misterio de la Aurora



Me duele el alma. Al menos así me siento desde que la marea empuja mi corazón hacia el horizonte de mis hundidas ambiciones. Empapadas todas ellas por la marejada de lágrimas que destellan el frio fulgor de tu belleza en la mañana. El sol nace doliente y el viento arrastra mi agitación de nuevo hacia ese infinito horizonte donde se vierten los ecos de tu cántico mi querida Aurora. La nostalgia no ha cesado de embadurnarme desde que saltaste de aquel acantilado dirigiendo tu última mirada al cálido resplandor de la aurora. Desde entonces no dejo de pensar en ti cada mañana que miro a la inmensidad desde mi ventana. Te perdiste mi amor, entre aquel manto de olas que junto tu belleza tanto amo. Todavía hoy sigo sin entender ¿por qué? ¿por qué tuviste que abandonarme y que mal te causaba el mundo que te impidió contar con tu amado esposo en vez de saltar en la locura? Dios te hecho tanto de menos mi amor...
Esta mañana me he despertado pronto creyendo escuchar  tu hermosa voz. Pero ha sido el silencio el que ha nublado mis sentimientos ahogados todos ellos en la soledad que inunda mi hogar.  Me he unido a mis habituales rutinas con los ojos tan despiertos como no ocurría en mucho tiempo y he salido por fin de mi casa a pasear un rato por el muelle mientras oía el batir de las olas. Allí afuera he sentido que hasta los pájaros me pedían embarcarme mar adentro, al verlos volar hacia nuevas tierras al otro extremo del mar. Una vez más rumbo al horizonte. Pero me he contenido y he regresado a mi solitaria casa ubicada cerca de la orilla. Al entrar, una ráfaga de aire venido desde el horizonte me ha susurrado mi nombre y ha entredicho la nostalgia de mi Aurora pues era su voz la que acariciaban mis oídos. El amargo e incesante llanto es lo que ha acompañado al gélido viento. Me he vuelto y he visto extinguirse el intenso brillo del amanecer. Por lo demás el día ha proseguido monótono y triste.  Por la noche no he podido soportar más tiempo lo lejos que me encontraba de tu compañía y me he embarcado rumbo al horizonte dejando una estela de vívidos recuerdos
sobre la superficie del mar. Me he perdido en la oscuridad de la noche mientras escuchaba tu voz llamándome...
Walt...¿por qué no me ayudaste?
Susurra de nuevo el viento a medida que más me acerco remando hacía el otro extremo del mar donde pronto volverá a brillar la aurora... Aurora... perdóname por favor, de veras  mi amor que lo siento tanto. No soy capaz de seguir viviendo si tú me faltas. Eras lo que más amaba, solo a ti te necesitaba para ser feliz... ¿qué voy hacer ahora? estoy de cansado de remar y perderme,  tratando de alcanzar el manto de calor de la lejana aurora que con nostalgia me recuerda al calor de tus cariñosas mejillas.
Walt te lo suplico ayúdame...
¡Basta!
Walt mi gran amor, mi único y dulce amor ¡ayuda!.
Por favor basta, que cese de escuchar tu voz. ¿por qué no callas y me dejas, porqué me condenas a oírte todas las mañanas?. Ojalá pudiera hacer que desaparecieras de mis recuerdos pero no puedo, no soy capaz de olvidarte, no cuando eras tan radiante y bella.
Walt... ven... ven donde nace el sol...
Donde el calor se fundió con nuestro primer beso.
Llevo toda la noche remando soportando los fuertes tumbos de las olas meciéndome lejos de la voz de mi amada, empujándome hacia mi hogar donde habita el vacío de mi soledad. Yo lucho, me esfuerzo por remar más fuerte y resisto la intensa marejada que atormenta mi deseo de mecerme en la cuna donde duerme el sol. Rápido, antes de que despierte y vuele lejos la luz de mis esperanzas.
Ya está amaneciendo y la reina de las estrellas tiñe el cielo de felicidad alumbrando las nubes con diversos matices anaranjados. Brilla el sol en un intenso color pálido con tonos amarillos en su contorno como un ojo que vislumbra la perfección de su propio alumbramiento.
Yo  continuo remando cada vez más cerca de la aurora adentrándome en sus calurosas entrañas, atravesando su blanca pupila como si de un portal a otro universo se tratara. Quizás otro universo más alegre donde las lágrimas se evaporen y las sonrisas irradien el auténtico calor de la felicidad.
Pero justo cuando termino de atravesar el sol solo el último grito de mi amada se escucha antes de que la oscuridad extinga hasta el último vestigio de luz en la totalidad del universo.

Pues este pobre marinero que navega solo hacia su final cree haber despertado sonámbulo de un mal sueño y su tragedia abarca hasta la absoluta oscuridad por su terrible ceguera. Hace tiempo que no vislumbra un solo rayo de luz y la belleza solo entona el rugido de una tormenta en la mar. Embraveciendo las olas que forman un profundo remolino donde se vuelca su barca sobre el vacío. Como si fuera la pupila de su ojo ciego, donde la luz muere al entrar.
    







domingo, 17 de abril de 2016

Belleza

Me abrasa el sol de mi desieto
desde que secó el oasis del sentimiento.
Sirena, qué fue del espejo en la laguna,
ya no brilla el reflejo de tu hermosura.
La poca lluvia que encuentro
son de gotas ácidas
que humedecen el invierno.
Me cubre el frío de sus láminas.
Camino por arena envuelta en nieve.
Así hice poetisa a la muerte
pero escribe versos que nadie entiende
y su perfecta métrica se teme.
Ella sueña con la calma
con e triste verso del alma.
Yo con el beso de bella
cuando el pétalo de rosa
caiga en la más hermosa
y brillante estrella.

miércoles, 13 de abril de 2016

El Umbral de la Sabiduría



Era otra mañana, en la fría biblioteca de mi colegio, cuando junto a mis libros de texto miré abstraído a través de una ventana la opaca oscuridad de un cuarto.Abierto a mi creatividad pero cerrado a la vista de los alumnos. Aun así, pese a todo esfuerzo, cien veces había  encontrado sellada mi curiosidad, al permanecer confinada entre la oscuridad del interior.
-    Siéntate, ya sabes que allí no se puede entrar-Replicaba constantemente el señor que cuida de la biblioteca cuyo nombre solamente escuché una vez tiempo atrás.
-    Pero si solo quiero saber que hay dentro, ¿Qué hay de malo en verlo con mis ojos? ¿por qué ocultármelo?
-    ¿Ves a tus compañeros? ellos están tranquilos, sentados y estudiando en silencio, no les molestes. No Santiago ya basta, tu tutor debería haberte explicado ya la normativa del centro. No hagas que llame al jefe de estudios, acuérdate de lo que pasó la última vez.
Tras lo dicho me senté entre mis libros y la decadente oscuridad del cuarto, vista en la ventana, volvía a atraerme otro día más. Mientras recordaba como la primera mañana, cuando comenzó el deseo de abrazar el silencio de la misteriosa habitación, me pareció distinguir una sombra entre las sombras. Una negra sombra que lucía entre su oscuridad.
Instintivamente volví a moverme de mi sitio y pregunté al compañero más cercano. Pero bordemente me respondía que él que sabía y que le dejara en paz. Al tanto, el resto de los compañeros me observaban con un atisbo de desprecio, para acto seguido olvidarse de lo sucedido. No obstante, para mi suerte, una amiga me sugirió que le preguntase a Isa, la tímida chica de clase, que seguramente ella me daría una respuesta interesante. Así que como no, no dudé y me dirigí a preguntarla.
-    Isa, ¿tú sabes que guardan allí dentro? porque Cris me ha dicho que tú sabrías...
Isa en cuanto me oyó preguntarla se echó a llorar y tapándose con las manos la cara, me pidió a gritos que me marchara, que me alejase de ella lo máximo posible...
El bibliotecario una vez más me echó la bronca y acto seguido me expulsó de la biblioteca.
Finalmente, una noche abrí la puerta y extrañado sobrecogí un débil llanto confinado en la oscuridad. Avancé dos, tres pasos decidido sin miedo ni duda. Un torrente de emociones bañó mi cuerpo y agitó mi corazón bombeando cristalina sangre cual destello del mar con olas de excitación.
Entré y acto seguido vislumbré un angosto pasillo con un largo tramo de escaleras de caracol. El camino era interminable y cuanto más bajaba más parecían cerrarse las angostas paredes que aprisionaban los latidos de mi interior, obstruyéndome la respiración. Largo, muy largo era el camino hacia el abismo donde me empujaba la locura de mi caprichosa curiosidad. Hasta que al final, tras una silenciosa y agotadora hora de infinita paciencia, finalmente, conseguí  llegar al final.
-    Dije que te marcharas. -Susurró entre la sombra una voz de mujer que me parecía reconocer -. Que me dejaras sola... por favor, déjame sola, SOLA.
-    Isa... - Nada respondió, así que continué avanzando a medida que el caluroso estupor melancólico me abrazaba entre la oscuridad.
-    ¿Es que no le temes al vacío?... - Preguntó ella oculta en las sombras.
-    Encuentro absurdo temer lo que no conozco. - Reí al terminar de hablar.
Entonces Isa apareció entre la oscuridad, me cogió del brazo y me llevó consigo mientras atravesaba la entrada hacía lo que parecía una inmensa biblioteca.
-    Mira Santi, la biblioteca que guarda los mayores misterios de la vida y el universo.
-    No exageres, es grande pero no tanto como la Nacional de Madrid seguro
Isa soltó una potente carcajada y continuó diciéndome.
-    Lo seguro es que no habrá maravilla igual que sea capaz de sorprenderte tanto como lo consigue esta biblioteca.
-    Y ¿qué tiene de especial?- Pregunté
-    Este lugar es mágico, aquí se encuentran todos los libros que se han escrito y que en un futuro se escribirán. Imagínate si debe ser grande, tanto que hasta podría ser infinita.
Yo me quedé entre boquiabierto e incrédulo por no saber si lo decía en serio o se trataba de una broma. Ya puestos ella siempre había sido muy imaginativa.
-    Pero no solo eso- prosiguió ella- piensa en toda la sabiduría que hay aquí guardada, todos los logros y máximas aspiraciones de las que es capaz el hombre, además del conocimiento absoluto incluido el de dios. Aquí mismo, reflejado entre estos libros. Ah Santi... es prácticamente un sueño hecho realidad. Pero ahora te dejo, debo continuar con mi lectura, tu indaga, indaga y nos veremos pronto.
Y se marchó ilusionada perdiéndose de nuevo entre la espesa atmósfera de la biblioteca.
La biblioteca, iluminada por blancas llamas en negras velas que alumbraban en distintos matices grisáceos, se extendía como decía Isa en infinitos pasillos y escaleras que ascendían a una multitud de pisos, sin encontrar un final. Parecía que la biblioteca ocupara un lugar onírico en el espacio y el tiempo. Pues nunca más volví a encontrar la entrada y claramente su longitud y altura sobrepasaban los límites de mi añorada realidad. Cada sala era de una gran amplitud, bordeadas todas ellas por larguísimas estanterías repletas de libros. Tomos  antiguos y tomos nuevos que albergaban un misterioso futuro aún insondable para la presente humanidad. Quizás secretos que rebasaban un trasfondo social de una inconmensurable magnitud que desplomaría los pilares de las culturas y civilizaciones actuales.
También percibía, del seco ambiente entre los libros, un aura vital de sabiduría que avivaba mis deseos por leer todos y cada uno de los libros presentes. Cuanto más tiempo transcurría más débil y vacío me sentía, hasta que finalmente tras escoger al azar uno de los libros, entre la total multitud y saborear sus palabras, sentí como la esencia de su texto alimentaba mi sabiduría y con ello mi vitalidad. Mis males físicos y sobre todo espirituales se desvanecían entre la profunda sequedad de la atmósfera. Así  sucedió que comencé a devorar las neutrales horas de este limbo atemporal, leyendo cada libro que encontraba. Cada página revitalizaba mis pensamientos y experimentaba todas las sensaciones y vivencias, descritas en los libros con la misma intensidad con que si las viviera.
Al principio comencé con libros sueltos  de Arte, filosofía, astronomía, historia... pero luego decidí ordenar la información. Comenzando mi lectura desde lo más básico hasta lo más complejo de cada detalle de la realidad. Como si escribiera en mi cabeza una enciclopedia de contenido universal en la que abría cada documento de los distintos campos del saber, almacenando su sabiduría en otros campos que iban ramificándose a medida que profundizaba en mi investigación. De este modo fui inculcándome una potente cultura y ciencia en mi memoria. Cuando resultaba monótono mi estudio de la verdad universal me procuraba entretenimiento adentrándome en los relatos de la sección de ficción.Ciertamente la imaginación no tiene límites y como tal nunca terminaba la sección.
No obstante, pese a mis esfuerzos por abarcar la totalidad, no tuve necesidad de entrar en la sección de teología."Mi alma rota se perdió allí dentro". Me contó Isa con profunda tristeza mientras se le escapaban algunas lágrimas. Nuevamente la veía llorar y entonces, recordando que en la biblioteca del colegio me suplicó entre lágrimas que me marchara, la pregunté por qué, cuál era la razón por la que no quería que yo supiese de este maravilloso lugar.
-    No es maravilloso Santi...- Me contó Isa
Ella cayó de rodillas en el suelo y rompió a llorar desconsolada. Yo la abracé sentado en el suelo y la pregunté.
-    No te entiendo ¿por qué lloras?
-    No importa, aún no es el momento de que lo sepas. No estás preparado.
Me volvió a dejar solo con mi lectura.
Así que sin más dilación continué mi estudio, pero no sin antes volver a pasar por la sección de ficción. Una vez allí, descubrí lo más insólito que me cabía encontrar. Vi que existía una fila repleta de libros que en un futuro serían escritos por mí. Me resultaba verdaderamente fascinante, así que rompiendo lo que probablemente sería una regla de vida, leí mis futuras obras. Cada frase que leía arrugaba mi alma envejecida por la nostalgia. Cada libro me hacía enfermar de amor y de vejez. A pesad de que me gustara leerlos, me hacían alcanzar la realización sin realizarse el acto. Así que mi pasajera felicidad tan solo era el calor de un sentimiento atemporal y evanescente, en la larga inmortalidad del silencio de este hogar. Me sentí aislado de mí y creo, comencé a entender una parte del dolor de Isa.
Entonces de repente, escuché a Isa gritar de desesperación y cuando llegué a donde se encontraba, la vi arrojando un libro al suelo.
-    No lo encuentro.- Sollozó Isa.
-    ¿El qué no encuentras?
-    Voy a necesitar tu ayuda, Santi. En serio no puedo más. Debo de estar loca...
-    ¡¿Pero qué es lo que te pasa?!
-    ¿A ti no te pasa?
-    ¿Pasarme el que?
-    ¡Estoy loca!
-    ¡Maldita sea! ¿qué te pasa?
-    ¿Nunca te has hundido en el vacío que ahoga tus emociones?
-    ¿Cual, de que vacío hablas?
-    ¿Qué nada existe como pensamos?
-    Empiezo a pensar que este lugar te ha afectado de verdad.
-    ¡claro que me ha afectado! igual que a ti. No te has dado cuenta que no hay salida y no parece importarte
-    Isa, ¿qué es este lugar?
Entonces fue cuando me contó la verdad de este lugar que no aparecía escrita en los libros.
Esta biblioteca es un nexo. Se creó por entes abstractos que viajando a través del tiempo rellenaron cada estante de la biblioteca.
-    Por favor, déjame sola.- Dijo Isa.
Así que como pidió, la dejé hundida en su soledad y así pasarían los imaginados días y la eternidad de cada hora que ella continuaría allí, quieta, abrazada a sus rodillas, abandonándose en el vacío del que intuía, había nacido.
Mientras, yo aproveché el tiempo en terminar mi investigación. Leí todos los tomos de historia universal y para mi sorpresa tenían un final. Lo único, era que no sabría si el motivo era por la abrumadora extinción, o porque la humanidad había alcanzado un estado tan alto de conciencia colectiva, que frenaba todo progreso al mero hecho de seguir existiendo. No obstante las dos hipótesis me inspiraban verdadera lástima. Esta vez tampoco la lectura era capaz de curarme.
Terminé todos los tomos de estudio del universo, había alcanzado el conocimiento absoluto de las estrellas, pero ninguna de ellas iluminaba mi existencia. Tan solo un agujero negro que crecía oscureciendo mi interior. Leí todas las culturas existentes, todas las descripciones de las obras de arte, conocí todo el progreso tecnológico y biológico, las maravillas que crearía el hombre y el bien que originarían a la sociedad. Sabía de todos los estados de la naturaleza y sus razas vivientes. Pero yo... Ausente y triste.
Conocer la verdad no me hacía tan feliz como lo habría sido el ser partícipe de ella. Era una sensación de estar completo solo por fuera, sin embargo mis emociones se ahogaban en mi interior. Un ente que vagaría en ausencia del ser. No era nada y cada vez más, notaba como me definía la etérea palidez de la luz de esta biblioteca que lentamente me transmutaba y unía a este no-lugar. Afectando a mis pensamientos al igual que le sucedía a Isa.
Nadaba en un mar de posibilidades ilógicas que me hundían cada vez más en mi interior. Continué indagando hasta que, tras el hastío de un saber que no me satisfacía por no trascender, caí en una constante idea delirante. Sistematizar las inertes leyes de esta realidad e invertirlas.
Entonces fue cuando lo vi, más bien se me apareció, un espejo. Un largo espejo que ocupaba desde el suelo hasta el techo.
-    Entra- Me decía Isa desde el otro lado del espejo.
-    No entres Santi, por favor.- Me decía Isa a mi espalda.
Su reflejo parecía contradecir lo que decías en la realidad.
-    Este espejo invierte la realidad, no entres Santi.
Yo me quedé asombrado y nuevamente ilusionado
-    Es justo lo que andaba buscando- Sonreí, admirando mi reflejo que me escudriñaba con seriedad.
-    Al otro lado solo hay una reproducción de la biblioteca con libros inconclusos y lógicas destructivas.- Isa se puso frente mío y me envolvió el cuello con sus brazos.
-    Si entras te perderé... no lo entiendes, te amo- Yo seguía mirándome en mi reflejo- Recuerdas lo que te conté, Mi alma se quebró en este lugar, no entres te lo suplico, mi amor...
Con su mano, apartó mi mirada del espejo y me atrajo a su dulce mirada siempre triste. En ese instante entendí que la deseaba, verla tan cerca de mí y entender la profundidad de su dolor, tan similar al mío, provocaba un intenso deseo de poseerla. No obstante...
-         ¿Qué es este espejo?
…necesitaba entender.
-         El umbral de la sabiduría- Coincidieron sorprendentemente ambos reflejos.
Y solo por eso... Me atreví a cruzar.
Atravesé el umbral, el espacio vacío entre yo y yo mismo cruzándonos, traspasándome, contenido en un cristal donde la tristeza y la alegría se confundían mezclándose, para luego distanciarse, despidiéndome de mí.
Entonces, la nueva Isa, quién antes fuera su reflejo, me besó y yo le devolví el beso.Sintiendo el terror porque al otro lado nos odiábamos por culpa de nuestro mutuo error. Un error que no obstante, pagaría con el precio del entendimiento.
La nueva Isa, Isa II me miró penetrante, reflejándose con profundidad en el brillo de mis pupilas, y serena pero atrevida me tiró del brazo arrastrándome hacía el interior de la espeluznante biblioteca. Pues su estética era tétrica. Mientras la anterior biblioteca rebosaba sabiduría con su blanquecina luz, esta presentaba una sucia atmósfera, perdida entre una niebla cuyo hedor transmitía ignorancia. Su arquitectura gótica acompasaba en una interminable pila los ajados y mohosos libros de las negras estanterías repletas de telarañas. Cuánto más caminábamos, más largo y tedioso se me hacía el camino, prolongándose el corredor por infinitos pasillos que se desvirtuaban en un complejo laberinto. Extendiéndose por infinitud de plantas repletas de sus toscas estanterías. No estaba ordenada, no existía lógica o proporción en su fisionomía. Y sin embargo desprendía una sutil belleza. No porque sus pasadizos alteraran la gravedad y se pudiera desvelar sus oscuros secretos ondeando senderos inescrutables para el ser humano. No, su delicadeza estribaba en la melancolía por el paso del tiempo.
La misma nostalgia que alimentaba mis deseos por leer sus libros.
-         ¿También tú lo sientes?- me preguntó Isa
-         ¿Sentir?
-         Toda esta tristeza...- señaló la biblioteca.
-         Isa... yo no siento nada.
-         Eso no es lo que leo en tu rostro.
-         ¿Y qué lees en estos libros?
-         Aquello que has olvidado.
-         ¿El qué?
-         Solo tú puedes averiguarlo.
No tiene sentido, qué se supone que he olvidado si lo sé todo.
Comencé a leer cada libro, a atender cada detalle de lo que estaba escrito, pero resultaba costoso. La letra estaba invertida como la imagen de un espejo y requería un tremendo esfuerzo. Pero ese no era el único problema, también su sabiduría estaba invertida. Cómo explicarlo... Cómo enseñaros que la derecha es la izquierda y la verdad una mentira, que la mente no es el alma y el alma es solo un sustrato pero no de nuestra esencia. Mis pensamientos se distorsionaban entrelazándose con nuevas y destructivas ideas. Pero a ojos de aquel lugar, la locura era la cuerda que ataba la cordura y no al revés. De modo que mi cabeza que tan sabiamente ordenaba y clasificaba, ahora, el torbellino de mis pensamientos descomponía hasta el último átomo o partícula del universo. Era una sabiduría maldita por la ciencia e instruida por la religión de lo inmaterial.
Hasta que leyendo encontré una palabra, solo una tan clara y distinta a todas las demás que maravillándome comprendí que debía no seguir leyendo y llevarme el libro con migo.

Isa permanecía a mi lado todo el tiempo, al contrario que la anterior Isa, obstinada en encontrar un mundo yermo y sin vida...
-         Isa...
-         ¿Sí?- Isa II se desempañó de sus ideas y con una sonrisa fingió prestarme atención.
-         ¿Por qué no me acompañas y buscamos la salida? No hay nada en este sitio que llame nuestra atención.- Isa II no quería escucharme y miraba en otra dirección- Dijiste que la anterior biblioteca era un nexo.
-         ¿Dije? Ah Isa…-Sus negros ojos susurraron rencor.
-         La anterior biblioteca era un nexo, en cambio este lugar es una brecha, un mausoleo de ignorancia.
El rostro de Isa ensombreció y sus pensamientos…
-         Santi, esta es la auténtica biblioteca y lo sabes, por eso cruzaste el umbral de la sabiduría.
…se ofuscaron.

He aquí la trampa.
La mortal llama negra de la ignorancia, una pasión irracional que me abrasaba en mi interior y en la que ardería toda la eternidad, o al menos el tiempo en que existiera este no lugar. Esta nada… Porqué existía este lugar, porqué la materia y la existencia, porqué este oscuro abismo entre la sabiduría y la ignorancia… la ignorancia… y la sabiduría…Ahora todo estaba claro.
-    Isa…
Isa volvió su rostro donde yo estaba pero su mirada cegada por el odio no me encontraba.
La miré y sentí lástima, lástima porque entendía quién era ella y que papel jugaba en el universo. Lástima no por pena, sino porque la amaba. Es cierto, ella era en apariencia fría pero eterna y clara y con el tiempo cálida.
-    ¿Conoces “El Mito del Espejo”?
-    Nunca lo he oído.
-    Claro, Isa sí lo conoce, pero tú has decidido olvidarlo. Es un mito que leí en la antigua biblioteca y aún no se ha escrito, al menos no en mi tiempo. Dice así:
Al comienzo de todo solo existía el ser cual puro cristal transparente como la sabiduría. En sí misma resplandecía su propia existencia alumbrándose para la eternidad.
Pero toda una vida constreñida en una prisión, limitada por su propia perfección, concentraron sus deseos por liberarse y alcanzar lo infinito. Su fulgor se extendió sobre el espacio creándose el tiempo y así se amoldó a la eternidad. Sin embargo sufría desde lo más hondo de su profunda esencia, ahora corrompida por el paso del tiempo. La infinitud era el crimen con el que se había asesinado a sí misma y su dolor crecía sin límite ni final. Si es más perfecto lo completo que lo incompleto y lo completo tiene un principio y un final, ella vivía en una insoportable imperfección pues nunca llegaba a ser ella misma. De modo que encerró, el mismo dolor que la oprimía, en un espejo donde se encarceló. Pero ese espejo, situado en frente del cristal, solo era una imitación que reflejaba la ilusión que ella tenía de sí misma.
Su brillo se proyectó en el espejo y nuevamente sobre sí misma. Confundiéndose lo metafísico con lo físico, la poesía y la retórica, la imaginación y el ingenio y nunca conocería la verdad, nunca distinguiría cristal y espejo…

Isa lloraba por dentro.

El ser se miró en el espejo y en él distorsionó su precepción de si mismo, creándose, y por consecuencia de su confusión y sufrimiento, dividiéndose su  identidad.
Dadirucso el espejo y Zul el cristal. Los dos dioses del conocimiento.

-    Ciertamente es un mito…- Habló Santiago- Pero en este lugar invertido. Donde el conocimiento es ignorancia y la ignorancia conocimiento, la muerte es vida y por tanto…

La realidad es Deidad.

-    Dadirucso…- Exclamé tras escuchar su voz.
-    ¿Cómo lo has sabido?- Preguntó sorprendida IsaII.
-    Por qué Isa me lo contó en la original biblioteca.
-    ¡Yo soy Isa!- Chilló su reflejo mientras hacía caso omiso.
-    “Perdí parte de mi alma rota allí dentro”. Eso es lo que me contó Isa.Tú, eres su alma extraviada en este lugar olvidado.
-    Mientes este lugar es la biblioteca de la sabiduría, la existencia de Dadirucso lo demuestra.
-    Claro, ¿recuerdas lo que sentiste cuando cruzaste el espejo? Tu tristeza y alegría distanciándose. Es lo mismo que yo sentí y en ese instante lo intuí ya que era el mismo dolor descrito en “El Mito del Espejo”. La existencia de Dadirucso en este sitio, solo demuestra el mensaje del mito.
-    ¿Qué mensaje?- Preguntó en tono despectivo.
-    Tan simple como que la realidad es la esencia y la ilusión es un espejismo.
El saber es un espejo de la realidad
-    Falso, no existe espejo que muestre la realidad. Una copia no puede ser el original.
-    Por eso Santi ¿no lo entiendes?-Escuché con temor como Isa me recriminaba- Como el saber es un espejo de la realidad… nunca el saber nos mostrará la realidad.
Por eso creé este lugar, Tú lo sabes Santiago, leíste todos los libros de la biblioteca, te nutriste con toda su sabiduría y sin embargo qué te quedaba después…
-    Hablas de trascender…
Hablo de destruir este mundo baldío y crear uno nuevo, mejor
-    ¿Otro mundo?- Pregunté burlonamente- ¿Uno perfecto? ¿No es eso lo que tanto odiabas al comienzo de todo?
Un mundo en el que exista la libertad para trascender. Mi biblioteca es el primer paso para predicar mi evangelio.
-    Tu biblioteca…Siento decirte que tu biblioteca es una estafa.
-    ¡Cómo osas… a dios!- Chilló Isa II.
En el destello de sus vidriosos ojos, en apariencia fríos pero eternos y claros y con el tiempo cálidos, sabía que se encontraba la verdad.
-    Isa…no entiendes el mito… Dadirucso no es el verdadero dios.
Isa musitó extrañada un instante y volvió en sí
-    Entonces quién ¿Zul?
La miré fijamente con la misma solemnidad de un dios.
-    ¡Eres tú!- Me dijo Isa II mientras veía mi mirada sonriente.
-    La razón por la que opino que tu biblioteca es una estafa…-Proseguí- es porque ha errado en lo más fundamental.-Cogí el libro que había cogido de la biblioteca y mostré la palabra que hasta entonces había permanecido oculta.
AMA

La palabra destacaba por su simetría y belleza sobreviviendo a la deformada inversión de la biblioteca. Pues en ambas realidades siempre se leería igual, trascendiendo incluso la misma eternidad.
-    Esto demuestra que tu biblioteca es un engaño. Creando tu nuevo mundo de absoluta libertad no solo destruyes la misma realidad de la que depende tu existencia sino también la fuerza que une a los humanos con el universo. Es decir, destruirías el amor, el mismo amor que siento por Isa y que una vez tú sentiste por ella.
-    ¿Por mí?- Se sorprendió Isa- Qué pinto yo en todo esto…
-    Isa ¿cómo descubriste este lugar? No lo recuerdas ¿verdad?
-    Qué estas insinuando… eso no tiene sentido.
En ese instante reapareció el mismo espejo que atravesé mostrándonos el camino de retorno, sin embargo no conseguía unirme a mi reflejo y pasar al otro lado.

El espejo solo te deja pasar si dices la verdad, si nombras lo que es en realidad. Y ya se dijo la verdad, se dijo que era el umbral de la sabiduría y por ello has logrado entrar. Esta biblioteca es el destino del auténtico saber.

-    A eso puede contestarte Isa perfectamente. ¿verdad?
Isa guardó un largo silencio de reflexión y acto seguido lloró y me abrazó.
-    Ayúdame, estoy rota…
Noté en sus brazos el mismo calor que desprendía su mirada ardiente y sentí a mis espaldas un escalofrío, como un intenso contraste entre alegría y tristeza, luz y oscuridad porque Dadirucso fijaba su presencia en nuestro amor.   
-    Ahora lo sabes ¿qué es este espejo?
-    El umbral de la sabiduría-Dijo Isa II.
-    El umbral de la ignorancia-Dijo la Isa original.
El espejo no nos dejó pasar.
Sabía que no iba a funcionar porque debía decirse la verdad en el lado original de la biblioteca, pero Isa II se negaba a decir que era el umbral de la ignorancia.
-    No puedo, eso sería mentir al espejo.
-    Isa… sólo importa la perspectiva del lado auténtico.
-    No lo entiendo, cómo puedo no ser auténtica…
-    Isa…-su reflejo me miró vacía y perdida mientras que la original encendió con su mirada la chispa que encendía su alma.- Dime ¿qué diría tu reflejo qué es este espejo, tras decir por ti misma que es “el umbral de la ignorancia”?
Las dos Isas conectaron sus miradas en una sola llama y…
-    El umbral de la ignorancia-Dijo la Isa que se encontraba a mi lado
-    El umbral de la sabiduría-Habló la Isa real y auténtica.
De pronto el espejo ganó mayor nitidez y cada vez más claro se desvanecía cristalino en su propia transparencia hasta ser completamente invisible como el ser.
-    ¿Tú no vienes?- Me preguntó Isa.
-    Aún tengo un asunto pendiente en esta biblioteca, además sólo tú has dicho la verdad de modo que sólo tú puedes volver.
 Isa se acercó en ademán de besarme pero rápidamente se echó atrás al ver que sólo tenía ojos para quién en suma era real y no un irrisorio destello de un espejismo.
La biblioteca original volvió a desaparecer y despues, se hizo la oscuridad absoluta.

¿Cómo supiste qué ella era Zul?

Me lo dijeron sus ojos tan fríos y con el tiempo cálidos como la luz. Porque ese es su nombre real “Luz” y no esa inversión con la que tú deformas la realidad.

Pero cómo supiste que su alma estaba dividida…

Ya sospechaba cuando la pregunté qué era el espejo y ambas dijeron lo mismo al comienzo, actuando su reflejo con voluntad propia, y el sentimiento que me inundó al cruzar el espejo me lo confirmó.
Fue solo intuición.

Y por qué si esta es la biblioteca de la ignorancia te dejó pasar cuando Luz dijo el umbral de la sabiduría al principio.

Porque yo era ignorante, conocía la verdad pero no la comprendía y para ello debía adentrarme en la oscuridad.
Dime, ¿Esta biblioteca, tanto la original como su falsificación son la prisión que los entes han creado para Luz?

Es su castigo por no saber diferenciarse a sí misma.

El mito…

Hasta que no sepa distinguir cual es el cristal y cual el espejo, no podrá escapar de esta cárcel.

¿Por qué se me permitió entrar a mí?

No te confundas no fuiste elegido, simplemente fuiste alguien que se atrevió a ver más allá.

Si resuelvo el acertijo del mito me dejarás salir.

Ese es el trato, pero deberás resolverlo como Luz, siendo inmaterial de manera que no puedas verte reflejado en el espejo. Así hay igualdad de condiciones.

Acepto…

Desaparecí confinado en la oscuridad de la conciencia sin mente ni cuerpo ni alma, solo espíritu asfixiado en la nada y limitado por la frontera del infinito. Mis pensamientos resonaban en el eco de mis sentimientos que emanaban en una fuente de nostalgia derramando dos brillantes perlas que resbalaron como lágrimas.Una, el cristal transparente y otra, su espejo resplandeciente. Ambas idénticas, no obstante solo una era la esencia y otra quien la bronceaba.

Todo consiste en ver más allá

Coloqué mi perspectiva detrás de uno de los dos cristales y quiso la casualidad dar con el espejo. Pues a diferencia del transparente destello que alumbraba mi existencia, sólo vi la opaca ceguera de quien da la espalda a la verdad. De este modo entendí que estaba detrás del espejo y por tanto, el otro era el cristal puro.
Acto seguido se abrió un portal en la cara trasera del espejo que me transportó de nuevo a la oscura habitación de la biblioteca de mi colegio. Sentada en un rincón se encontraba Isa leyendo un libro.
-    ¿Luz?
-    ¿Luz? Así se llama la protagonista del libro que estoy leyendo. ¿Qué haces aquí?-Preguntó Isa
-    ¿Qué hago aquí? ¿Qué haces tú aquí?
-    Pues lo mismo que tú imagino.
-    ¿Lo mismo que yo?
-    No me digas que no sabes qué haces aquí- Inquirió entre risas Isa.
-    Yo… sentía curiosidad por saber qué había aquí guardado y… bueno eso.
-    Pues ya ves hay libros.
-    Ya… ya veo…
-    Pareces desilusionado. ¿No te gustan los libros?
-    Que si me gustan- reí- me los he leído todos…
-    ¿Todos? Imposible.
-    Como lo oyes. Pregúntame uno y verás.
-    Los de esta biblioteca no, esta es especial- Me contó llena de fascinación.
-    ¿Especial? Y a ver ¿qué tiene de especial esta nueva biblioteca?-Pregunté desinteresado, sabiendo que ya nada podría sorprenderme.
Esta biblioteca contiene todos los libros que nunca pudieron ni podrán escribirse.