Me abrasa el sol de mi desieto
desde que secó el oasis del sentimiento.
Sirena, qué fue del espejo en la laguna,
ya no brilla el reflejo de tu hermosura.
La poca lluvia que encuentro
son de gotas ácidas
que humedecen el invierno.
Me cubre el frío de sus láminas.
Camino por arena envuelta en nieve.
Así hice poetisa a la muerte
pero escribe versos que nadie entiende
y su perfecta métrica se teme.
Ella sueña con la calma
con e triste verso del alma.
Yo con el beso de bella
cuando el pétalo de rosa
caiga en la más hermosa
y brillante estrella.
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