Nocturno Secreto

viernes, 27 de agosto de 2021

Un desgastado poema

Echo de menos la felicidad. 
Escribir navegando sin naufragar. 
Llorar tan solo por feliz nostalgia 
y nunca para llenar un decadente pozo 
donde duermo y despierto cada mañana. 

Echo de menos ser estrella que ilumina el vacío, 
corazón de diamante veteado en destellos, 
hoguera que calienta los más tranquilos sueños. 
Echo de menos ser pasión y caudaloso río. 

Las noches son distanciada alegría, 
calles sin vida que se esconden en rincones sombríos, 
soledades de cemento con cristales de botellas 
y restos de basura que ensucian mis pegajosas suelas. 

Pero los días son más ciegos que las noches en vela. 
Quema el sol incipiente quemando en tormenta, 
abrasa con el sofoco de remordimientos de conciencia. 
Y son ciegos los días porque no alcanzo a ver mis metas, 
solo un destino que más allá del horizonte se aleja. 

Echo de menos la suavidad de la vida, 
la sombra que serpentea tranquila 
proyectada por el resistente latido de mi existencia. 

Han pasado meses que he naufragado sin hallar una isla, 
que me he bañado en un océano de tristeza 
bajo un cielo sin aves, ni ninguna estrella que en la noche ría. 

Echo de menos el cariño de un abrazo que yo entregue a otra persona. 
Echo de menos mi esperanza. 
Echo de menos la belleza. 

Echo de menos sentirme poesía y no como ahora, 
que solo siento ausencia y melancolía dentro de un desgastado poema.