Nocturno Secreto

jueves, 18 de enero de 2018

La Nada

Acongojado en el interior del llanto
anudo cada lágrima que asfixia mi alma.
El pesar del tiempo se desvanece en canto
y tan solo queda el nudo de la nada.
Recuerdo del misterio sin ala
enterrado bajo la lápida de espanto.
Estatua pálida de haz pasada
que resuena en el silencio sacro.
Estatua de verdad mutilada,
estatua de petrificado engaño.
Marca sin cruz pero con daño
la huella que profunda hirió
como un eterno silencioso pálpito.
De la huella la madurez erosionó
aquello que la muerte tornó prosaico.
El intelecto ordenó la lírica de antaño
y la pasión, del cáliz derramó el milagro.
Mas resuena, aún, el pálpito en mi latido,
la voz que mella el eco de mi corazón
y bombea terror gótico y ácido.
La misma nada que me ata al sentido,
el mismo dolor de olvido y vacío.

viernes, 5 de enero de 2018

La tierra se mustia con cada huella.

La tierra se mustia con cada huella…

Seguramente esté siendo un completo gilipollas por desperdiciar un pedazo de título como el arriba escrito para esta simpleza de texto. Y sí, lo admito, me ha impresionado el título e idiota de mí me lo tengo creído. Ahora mismo podría estar hablando del absurdo sentido o pongámonos como filósofos y genios literatos: “Del sentido absurdo” de nuestra vida. Yo que sé, podría compaginarlo con las devastadoras glorias de la historia de la humanidad o de la inherente vinculación de su esencia con la muerte. Pero la verdad, lo cierto, exacto e irrefutable, es que sería más de lo mismo. Otra inútil huella capaz solo de mustiar la tierra.
Escrito queda, para que encontréis mayores significados al título y así se convierta este absurdo autor o autor absurdo en la víctima de su trágica comedia. En, sencillamente, ridículo y simple objeto de profunda burla.
Sin embargo mi intención era vanagloriarme con un minúsculo manifiesto para entusiasmar y llamar al mundo a que cada cual compusiera su obra maestra, a que el arte dejara su propia huella. Pero la tierra se mustia hermanos y se ha mustiado tanto que ya no se distingue siquiera una huella. Solo descubro la sólida aridez de un suelo, no de cemento o arena, sino de aridez de huella…
El arte no perdura y no concibo que exista para perdurar. De no ser así el arte sería monstruoso, una pesadilla en nuestra conciencia y torturada alma solitaria. Aunque quizás se explicaría de esta manera por qué hay tanta tendencia a la superficial imagen del genio atormentado. Y sin embargo es muy probable que hayan existido obras de arte que aunque geniales hayan terminado olvidadas. Si el arte fuese inmortal nuestra alma sería esclava y si no fuese inmortal nuestra alma sería vana. Lo cierto es que no nos dio tiempo a descubrir si Dorian Gray se mantenía trágica y eternamente joven o tan solo trágico y mortalmente joven. Hay no obstante una persona que conozco, y con sinceridad un verdadero genio, que si leyese esto me acribillaría con mis propias falacias. “Dorian Gray se ha mantenido trágica, mortal y eternamente joven” pero no logro evitar pensar que el libro como el retrato, termina envejeciendo en nuestra conciencia y que debiera ser nuestra conciencia y no el cuadro la que nunca envejezca. Si debo entregarme a un, llamémoslo como se quiera desde mi vulgar vocabulario, ideal. Esa idea no reside en el arte pues como bien sabemos muchos “No existe lo que se dice un libro moral o inmoral, los libros están bien escritos o mal escritos eso es todo” y lo que determina que un libro está bien (pincelado) es nuestra conciencia.
Pero qué importa, entonces, crear una obra maestra o la peor obra de la historia (como este texto). Qué importa si al final el cuadro se deteriora en la vida real esté bien o mal escrito. Si al final nuestra conciencia muere y el cuadro termina por no reflejar la verdad de nuestra alma. O quizás sí la refleja y no es sólo que no haya alma sino que a nadie le importa, tal como cada vez más me demuestra esta sociedad. El arte es artificial, el arte es imitación de belleza y aunque también belleza es artificial… Belleza artificial… como el alma.
Y quisiera, en serio quisiera que el arte tuviese un mayor sentido para mí, pues me he emocionado, reído, llorado , amado y odiado hasta soñar solo arte. Hasta comprender que aunque físico y material no escapa su valor más allá de nuestra conciencia…. De manera que debe expresarse para conducirse entre nuestras conciencias, el arte debe contar la realidad ya sea alegórico o mimético, debe ser la expresión de nuestra vida y que como nuestra vida triunfe o pierda con ella. Es su gloria tan elevada como el culmen de nuestra vida y tan estéril como nuestro esfuerzo por dar a luz una inmortal existencia.
Y la tierra se mustia con cada huella… pero la tierra siempre termina mustiándose de alguna manera… de modo que sea cada huella cada conciencia, que la tierra, al final árida, sea entonces aridez de huella.