Creo en el infierno cuando espero tu mirada y en el cielo cuando me ves. Tus ojos son una ventana a los sentimientos.
¿Tú me odias? Yo te amo. Te amo más que a mi vida. Te amo porque solo amándote puedo amarme a mí mismo. Tú eres mi todo, mi alma, mis sueños, mis fantasías, toda la esencia de la belleza que necesito. Completas mis experiencias a cada instante consiguiendo que pierda el miedo a la muerte. Eres la pasión intensa que me arrebata en un constante delirio. La idolatría de arrodillarme ante ti cumpliendo con mi existencia. Te venero y no me da miedo, porque sé que nace de lo más puro y feliz que se puede pedir de la vida. Tu voz es la poesía que intensifica la belleza de tu mirada como un poema.
No me asusta que piensen que estoy loco o enfermo. Porque sé que estoy loco. Sé que siempre lo he estado. No me asusta admitirlo porque completas todas las carencias de un enfermo. No me pueden hablar de lo que es el amor las mismas personas que jamás han entendido las ideas de Platón. Las mismas que no creen en la idea del amor. Un amor tan inconmensurable no puede ser peligroso si logra que me conozca a mí mismo y me acepte si soy un loco. Nadie, ningún ser humano anhela para sus emociones aquello que es conmensurable, al menos nadie que ansíe estar vivo. Lo conmensurable es perecedero y terminaría asesinándonos antes de nuestra propia muerte. Tú me has enseñado el verdadero valor de lo que significa aprender a morir. Me has ayudado a comprender que jamás se aprende, que solo se es feliz muriendo si se aprende a vivir. Tú eres esa belleza que llena desmedidamente la existencia para generar la vida. La adoración infinita a la vida dotándola de valor y sentido. Solo tu silencio ya es más profundo que el de la indiferencia.
Sé que soy un imbécil y un estúpido, que me encerré en la cárcel de la niebla esperando una esperanza que yo mismo había asesinado. Sé que desesperado por sentirme vivo traicioné todos los principios de mi juventud y asesiné lo que más amo. Sé que yo, solo he caminado encerrado, buscando dentro de mi interior como un cobarde, mientras que tú todo este tiempo te has enfrentado de verdad a la vida. Entonces no me pidas que no te admire, porque tú, que eres más real que la belleza, eres mi esperanza, el principio de mis ideales, mi amor y el camino que me salva de mí mismo.
No me pueden pedir que aprenda a hablar como se habla en este siglo. No pueden, las mismas personas que admiten que su forma de hablar está condenada a desaparecer cuando acabe un siglo. Lo que yo expreso es un sentimiento que busca todo individuo durante todos los siglos. Yo sé que existe una verdad más allá de nuestro tiempo y por tanto de nuestro espacio. Una verdad tan divina que es clara e invisible a la vez. Clara en la eternidad e invisible en nuestro tiempo. Una verdad que se comprende a sí misma en el infinito. Cuando te veo entiendo ese infinito porque me siento vivo y creo en la realidad. Yo no me convenzo de que esta pasión sea horrible. Me dirán que me hará sufrir, como si el sufrimiento fuese inevitable. Lo que sí es horrible es la muerte y tú me haces creer en la nada hasta el extremo que me asusta que se me niegue el poderte conocer. Yo acepto la realidad porque sin la realidad tú no podrías haber existido, y porque tú existes, sé que es importante la realidad. No necesito a dios, ni al alma, ni a la poesía para ser feliz, sé que mi felicidad se realiza por entero a tu lado.
No estoy tan loco como para decirte esto a la cara, aunque tampoco soy tan idiota como para no saber que lo leerás. Te quiero muchísimo y recuerdo cuanto te echo de menos. Mi cielo.