Hay una erosión en mi mirada
la piel se desliza sin juventud
la atmósfera del alma desgasta.
Hay una nausea de voluntad
que me ahoga en esclavitud
hay una nausea que me traga.
Vomita la poesía mi libertad
vomita la vida mi decrepitud,
de la esencia no quedó nada.
He muerto en cada rabia
en el ardor de arañar nostalgia
en sangrar odio y llorar lava.
Muero para nacer a la nada
para rezar al altar de piedra
y endurecer cada lágrima.
Soy el reclamo que se acaba
la corteza de un muro de hiedra
hojas que desprenden belleza seca.
Hojas que son poesía
cuando el viento deshoja,
cuando el otoño es la profecía
de un mundo que se despoja.
Un mundo que jamás será utopía.
Hay un viento que te sueña
arrastra las olas de mi inocencia,
sopla las horas de mi existencia.
La poesía es el tiempo
el poema mi memoria.
La vida, la soledad del viento.
El frío vacío que siento
la tristeza que me demora…