Nocturno Secreto

sábado, 23 de enero de 2016

Emperatriz

Entre teñida sombra ví
entretenida hada de un matiz
que alegre lo invisible maldecía
cual irresistible dolor sin sinfonía.
Pues a oscuras solitaria luz reía
junto a pigmentos del gris fin.
Enturbiadas manchas del reflejo
ahuyentan claras alas sin el vuelo
del repetido ambiguo sueño
que causó con la noche el desliz.
Taciturno casamiento de la emperatriz
con la triste endiablada tiniebla
transmutada en el hado de la opuesta niebla
que tortura al diurno negro cielo,
ese enemigo de quien es bella.
Extraña real tragedia
del hada que por volar eterna
suicidó las lágrimas en un mar infeliz.

martes, 19 de enero de 2016

Leyenda




Era una noche tan silenciosa que las estrellas palidecían temerosas. Los cielos brillaban oscuridad con tanta intensidad que finalmente fueron cegadas las estrellas y solo sobrevivió el narcisismo fulgor de la luna. Un destello de muerte tan gélido como la soledad y tan triste como un funeral sin velas que alumbraran siquiera un minuto de aquel atronador silencio.
Tanto sufría de soledad, la luna, que comenzó a apagarse y morir de pena.
Entonces sonó un profundo lamento que retumbó en el cielo como un aullido proveniente de un frondoso bosque de oscuras hojas que ennegrecían todavía más la noche...


La Ninfa
No es un hada ni una criatura de los bosques, no es un ángel de la oscuridad. Es una esclava que muy lentamente se apaga y desaparece en la noche. Era una bella luz hasta que palideció su alma y como veneno de la melancolía gangrenaron sus alas. Descarriada en su grácil fragilidad enamoraba a quién es sensible a la belleza. Sus ojos... eran pulido azabache que impregna la mancha de su desconsolada esencia. Nunca un mortal sobrevivía al mirar en su interior y hasta los más fuertes se rendían para morir de pena. Entonces ¿Por qué resistía? cuando la soledad era el cáncer que marchitaba sus deseos de volar... cuando el amor era la cicuta del injusto juicio del destino. Cuando soñar era despertar de la vida a la muerte... Cuando ella misma sabía que hay un final escrito... Quizás porque el viento de la tormenta avivaba su fuego, porque cuando llovía sabía llorar en silencio.
Nunca renunció a la vida aún cuando la vida parecía renunciar y la marcó profundo como una huella en la playa del horizonte de su memoria, esperando la ola que le inundara de felicidad.
La Ninfa paseaba por aquella playa soñando como quién sueña con la vida que en su interior le falta y nunca debió haber muerto. Dejando otra marcada huella en su recuerdo. Ella solo sueña jugando a ser niña y empezar de nuevo, pues ha renunciado a la esperanza de volar lejos y sus alas, lento, cada vez más lento, muy lentamente, se van pudriendo.


El Poeta
No es un escritor sino un escriba que mezcla mitos y leyendas, no es un retórico sino un orador de la belleza, en esencia, un poeta. Un amante que roba el secreto de los labios con un beso y se le escapa en vacías palabras adornadas. Y es este consternado muchacho que entre la lírica de su nocturna taciturnidad cose con el hilo que teje sus sueños, pero que su intenso miedo corta y desprende en versos. Buscando auxilio en un poema que le exilie a ser poesía y le haga libre más allá de esta vacía realidad sucia, donde se asfixia en el denso polvo de la monotonía.
Un sensible ser que pende de la locura y se balancea bruscamente entre el sentimiento y la razón. Unos ojos encharcados sin la fuerza para derramarse, un corazón ensangrentado en su interior. Un ser escrito con la tinta de su frágil conciencia sobre el húmedo y deshecho papel de su alma.
Busca en la inmortal noche un refugio donde hospedarse y dormir hasta que muera la eternidad. Camina sobre la maleza, evita hundirse en la ciénaga de su tormento y escala la montaña de la libertad... Hasta que paupérrimo de amor encuentra sobre un acantilado, en el punto más cercano a la luna y a la dolorosa muerte, la perfecta figura de una ninfa, que con las alas rasgadas tantea hacer realidad su último vuelo.
- ¿Morirías en una noche sin luna llena?- Preguntó el Poeta.
- Moriría soñando con vivir. Ya estoy muerta...- Respondió la Ninfa.
- ¿Cómo puedes estarlo? Si vives en mi corazón.
- Esa es tu historia poeta, no la mía.
(Auuuu...) La luna por un instante brilló completa. (Auuu)

- ¿Truena el cielo?- Preguntó el poeta.
- No hay nubes en el cielo.
- ¿Cómo lo sabes si no se ve ninguna estrella?
- Porque resplandece la luna.
- Ah pero mitad de la luna parece esconderse tras ese opaco techo.
- Entonces... Poeta...
- Entonces ¿por qué llueve el cielo de tus ojos e inmediatamente suena la tormenta? ¿Por qué en esa oscura niebla encuentro el destello que no veo en las estrellas?
- Yo no lloro, ya no me quedan lágrimas.
- Entonces explícame porque tengo yo que sufrir las lágrimas que a ti te faltan...
-  No lo sé...No debí ser tan niña. De veras que lo siento...
-¿Pero?
- Pero te has encaprichado de una fantasía.
Volvió a tronar un aullido en el cielo de la noche...
La noche era todavía más densa en la negra espesura del bosque.
- ¿Tengo que ser yo el culpable?- Preguntó el Poeta.
Donde la fértil semilla de la imaginación echa hondas raíces en el alma.
- No quieras convertirme en el origen de tus males- Respondió la Ninfa
Donde florecen espinas que desgarran el corazón.
- Sólo quiero saber por qué es justo que me sienta culpable por creer todo lo que me decías.
Y flores que germinan en el jardín de la ilusión.
- Sabes que tenía mis razones y que están justificadas.
Donde se halla la roja fuente de mi nostalgia.
-¿Y a qué justifico yo mi dolor?
Y bebe de ella una oscura criatura que acecha y comenzó a tomar forma aquella noche.
- A que el desamor te ha vuelto loco...


La Criatura
No es un hada ni una bella alma, no es un demonio de ojos rojos, no es corpóreo. Es un grito de rabia anciana que desnuda los árboles e inunda de terror el bosque. Es lamento, es etéreo.
Es el vapor gélido del invernal viento y la húmeda tristeza del tiempo otoñal. Es el castigo del peor preso, la desesperada súplica de auxilio en el desierto o el silencio en el cementerio. Es ese diminuto y aislado punto en el destino, ese caos informe en que la vida y la muerte se confunden. Ese peligroso delirio que causa el aroma de un recuerdo y nos agota, nos debilita, consume nuestra alegría y ahoga en un pozo eterno.
Prisión informe como la laguna que reflecta entera la luna y su marginal destello. Donde habita en la profundidad de sus aguas una criatura. Mitad vampiro, mitad sirena. Mitad imperfección, mitad angelical belleza. Mezcla de mitos y leyendas... De sueños diluidos en el turbio lago de las pesadillas, que emponzoñan el alma de la Ninfa. Entre una densa niebla del color de la tristeza. Se oculta la rosa de la luna, que desprende el aroma que persigue ansioso el poeta.
Pero no encuentra el alma que desnuda la luz divina. Solo una espinosa rosa marchitándose en la sangre de una sirena. Engaño de la criatura...


La Loba

No es un demonio de la noche, no es una criatura de la oscuridad. No es enemigo de la sociedad, la sociedad es enemiga de su libertad. Fiel colmillo que desgarra la soledad.
Era, una sombra de la naturaleza que soñó una noche sin luna llena con una noche sin estrellas. Soñó con dos almas descarriadas que soñaron ser una sola llama pura y blanca como el nácar de la luna. Soñaron con dos paisajes separados por el mar pero unidos por un mismo cielo, una misma luna. Cada alma soñaba con el sueño de la otra alma pero una, pobló su paisaje con las criaturas que soñaba la otra. Hasta el punto que se mezclaron sus sueños y ya no distinguían los suyos propios. Sus almas se convirtieron en reflejo la una de la otra y la luz de una se ensució con la mancha que ocultaba la otra. Pero a pesad de la distancia, cada noche miraban a la luna sabiendo que ahí estaba y que por tanto también la otra alma miraba. Un pacto de amor secreto, un hechizo que centelleaba pero nunca se conjuraba.
Hasta que una de las dos almas decidió despertar y olvidarse de la otra que todavía soñaba.
Como consecuencia la luna se partió igual que quebraron las alas de la Ninfa, que permanecía esclava en el paisaje del Poeta, donde se ocultaba el alma de ella.
La loba despertó y fugaz se distanció de su manada adentrándose en el tupido de la noche. Hasta llegar a una laguna donde vio a un poeta atrapado en las garras de una odiosa criatura que había tomado forma de sirena.
Entonces la loba mirando a la luna emitió un silbido que se elevó a un intenso aullido del que floreció una rosa blanca como el nácar de la luna y cual idénticas plumas de las alas de la Ninfa.
El poeta maravillado al ver el verdadero brillo de la rosa blanca, escapó de su engaño clavando la falsa rosa en el negro corazón de la criatura. Y por fin, como quién apaga con un soplo una pálida llama en una vela, logró acabar con la criatura.


La Luna

- ¿Morirías una noche de luna llena?- Preguntó el poeta.
- Viviría por ver una luna así - Respondió la Ninfa.
- Entonces vive para ver esta bella noche - Dijo el poeta mientras le entregaba la rosa de la luna a la Ninfa - Antes de que preguntes, recuerda que eres la envidia de la luna...
De pronto las alas de la Ninfa recuperaron su brillo y con destellos en los ojos se despidió del poeta -Y mira siempre la luna...
Una luna que por siempre desde entonces, no deja de alumbrar la memoria del poeta y admirar la perla que refleja la feliz nostalgia de su alma...
- Nunca he dejado de mirarla - Dijo el Poeta mientras un cuervo volaba hacia la luna.

domingo, 17 de enero de 2016

Somnium

Entre el limbo eco de mi latido
nace el aullido de mi lamento
que desasosiega el ritmo lento
del alma de mi corazón herido.
Luce azul tibio inmortal destello
brillante en el onirismo trémulo
que enciende el recuerdo bello
en lo que fue y será un século.
Un atormentado cristal incrédulo
cierra la oscuridad en un frío sello.
Entre el limbo eco de un sueño
nace el fulgor vital de mi esencia
una infinita, clara y sabia ciencia
ilumina a su intangible dueño
que enciende mi clarividencia.
Luz de lo invisible y tierno
me hace sensible y eterno.

sábado, 16 de enero de 2016

Vivo, Bebo y escribo...

La noche de mi esencia
impregna el misterio
de un recuerdo sin destello
de un sueño sin estrella.

Vivo.

Entre hipocresía y ausencia
entre tinta y belleza
entre el azar de tu inclemencia
en un auxilio de tristeza.

Bebo.

El alcohol de la hiel
el sabor que es color a miel.
Suave ardor de la nostalgia
que abrasa pero emborracha el alma.
Y respiro constante fragancia
esa nada reflejada en mi tez.
Marcada hondo en el ánima
ahogándome en licor de lágrima
asesinando a mi desesperada sed. 

Escribo.

Una carta a mi vegez
a un alma atrapada
en la soledad del papel.
Anciana, en versos arrugada
de sal y agua empapada
encharcada de sufrimiento y placer.
De poesía...transcrita en el edén.

miércoles, 13 de enero de 2016

Nocturno Secreto



Taciturno y abatido, tan solo consigo sangrar un lamento a este pálido sentimiento que refleja un vacío papel sin tinta de mi genio. Mientras, un encenagado cementerio de palabras se pudre en los recovecos de mi cabeza. Nublado, mi cráneo en tormentas, padece la incisión de rayos que incendian de mi frente amplios y bellos prados de fresca hierva verde. Allí en ese lugar infinito tañen campanas de la iglesia del cementerio, tañen cual quebrar de espejos al reflejar la oscuridad de una antigua y maloliente habitación que encierra los recónditos saberes admirados en el horror del espíritu.

Otra noche más me levanto y sueño entre el hastío del insomnio...

Relajado sufro en silencio el relax de la densa y apacible luz de la noche que a los locos escita de entusiasmo mientras vibra el iris agrietándose por el interno dolor. Pero es ya anciana la noche y han de cerrar mis párpados las últimas hojas del cuaderno.


Hará dos años ya desde que escribí este polvoriento texto. Encontrado entre papeles envueltos en telarañas tejidas por la red que atrapa el recuerdo. Todavía, incluso después de dos años sigo recordando triste, sigo culpándome por desvelarme secretos que juré ocultarme. Hoy pronto terminaré con todo. Estas son mis últimas palabras, esta es mi última historia.


Eran las tres de la madrugada cuando solitario entré en mi baño negro, similitudes de aquel futuro dolor “alegro”. La luz se había fundido así que oscuro estaba el cuarto, era mucho mejor así. Se sentía calma y olvido… Había sido otra mala noche sin inspiración, seco, vacío de sentimiento pero lleno de una sed de tinta servida en blancos papeles que no se manchaban ni con sangre de mi odio. Estaba dispuesto a pasar toda la noche en vela, al igual que todo el mundo fuera en las calles riendo, disfrutando, emborrachándose… Quizás entre tanta falsa diversiónalguno de ellos en verdad estaría viviendo.
Llené la bañera de agua fría y cerré la puerta del cuarto quedándome plenamente a oscuras.
Estar allí me recordaba a los fríos baños en las playas de Asturias, a los que tristemente ya estaba acostumbrado. Un intenso dolor cubrió toda mi cabeza. Era una fuerte molestia que no me dejaba pensar ni respirar. Me ahogaba en angustia. Más tarde el dolor parecía dividirse, no, mi cabeza se dividía lo notaba, sentía como la idea de mi persona, felicidad, amor y odio pasaban a ocupar el lado derecho e izquierdo de mi cerebro dejando una fina separación en medio. Por último lloré, lloré como cinco minutos ahogándome esta vez en la felicidad. Pasada dos horas salí del baño y después de secarme me puse un pantalón corto y una camiseta de mangas cortas. Me dirigí al salón mientras en el techo retumbaban fuertes golpes que parecían de martillo. El timbre de la puerta sonóy los golpes del techo retumbaron con mayor intensidad hasta que justo cuando abría la puerta, sin mirar antes por la mirilla porque no me importaba quien pudiera ser, justo en ese instante los golpes cesaron.
En el pasillo vi una antigua amigacon el rostro pálido, los labios pintados de un blanco grisáceo y lucía unas fuertes ojeras que ensombrecían sus engañosos ojos negros. Llevaba puesto un vestido de novia a juego con el oscuro de sus ojos, rasgado por algunas zonas como en el brazo derecho, la espalda, o en la falda.

-    ¿Qué estás haciendo aquí?

De repente se desmalló y antes de que callera al suelo logré sostenerla y entre asustado y confundido la llevé y tumbé en la cama de mi habitación.
Entonces resonaron con mayor continuidad los tediosos golpes del techo, pues resultaban machacantes en mi dolorida cabeza que se esforzaba por despejarse muy lentamente.
Abrí la ventana para airear y me dirigí hacia la cocina entre la negra espesura de mi casa.
Los golpes finalmente cesaron, justo cuando escuché el sonido de cristales rotos en el baño. Así que corrí temeroso con lo que podía encontrarme y cuando llegué de nuevo la vi, apoyada su cabeza en aquel espejo roto, manchado de la sangre salpicada entre sus fisuras y su mano derecha, apoyada en la pared a la vez que herida por los incrustados trozos de cristal en su fina y delicada piel sobre la que resbalaba aquel líquido plasmático.


-    ¡Mierda! pero... ¿qué coño has hecho?, ¿por qué lo haces?...¡Joder! ¿es que no has cambiado nada en todo este tiempo?...

La chica rio ycayó de nuevo en mis brazos. Me abrazó y mientras se apretaba fuertemente contra mi pecho me habló con una tenue y dulce voz .

-    Quería sorprenderte como solía hacer antes, cuando por primera vez nos vimos y nos enamoramos... Solo un dulce instante más para poder recordar junto a ti...

Acto seguido nos besamos con la misma pasión con que habíamos amado largo tiempo atrás y excitados nos deslizábamos entre un mar de besos y caricias, de recuerdos por sensaciones hasta llegar a la habitación, donde,me miró sollozante, rogándome que nos tumbáramos y una vez allí desnudarnos y entregarnos al desenfrenado impulsodehacer el amor.
Mientras con mayor intensidad volvían a retumbar aquellos molestos golpes en el techo, no obstante, acompañados esta vez por prolongados gemidos de placer.
A la mañana siguiente me desperté y me encontré solitario en mi cama,tal como suponía, lasviejas costumbres nunca mueren…
El día era soleado sin ninguna nube que emborronara el cielo en tormenta y lluvia humedeciendo mi alma. No, era un día feliz, el sol brillaba y su calor se irradiaba desde mi corazón a todos los puntos de la tierra visibles. Era un excelente día para acudir trajeado como padrino en la boda de mi mejor amigo. Llegué a la iglesia, me saludé con la familia de la novia, con los conocidos y amigos del novio.
Llegaba el momento en que la novia entraba y todo el mundo expectante sonreía contemplándola emocionada y feliz con una hermosa sonrisa tímida tras su velo. Los novios se sonreían  y querían demostrándose su amor en sus miradas que brillaban de alegría. Todas las penas del alma se iban con solo verles, era imposible no envidiarles, te animaban y llenaban de esperanza. Te daba igual saber que el mundo no girase en torno a ti o a ellos pero aquella pareja en aquel indefinido punto del universo y su extensa infinitud lograba hacerte sentir lo contrario y continuar hacia adelante siempre fortalecido con el ánimo acompañado de una radiante sonrisa.
Cuando terminó la ceremonia nos reunimos todos en el restaurante charlando y riendo con viejos amigos, todos recordábamosespeciales momentos compartidos con los novios.

Más tarde todo fluía en destellos, la sala parecía encoger a mi alrededor y mis recuerdos precipitarse a una honda piscina de desconcertantes impresiones. Después de volver a mi casa mareado por el exceso de alcohol y la ropa empapada; me quité los zapatos sin desabrochar los cordones tirándolos donde fuese y me senté frente mi escritorio con las manos sobre mi cabeza mostrando una imagen decadente y alcoholizada de mí mismo al vacío que martilleaba en mis oídos dejándome plenamente sordo sin lograr escuchar una sola de mis súplicas porque alguien me ayudara. De pronto,nada más terminar de leer, el piano del salón comenzó a sonar y escuché un portazo que me pareció venía de la cocina….
Me quedé paralizado medio segundo y con el bate en mi mano me dirigí directo a la cocina entre el oscuro pasillo que enturbiaba mi alma junto la melodía del piano.
La puerta de la cocina estaba destrozada y todos los cubiertos y cajones desperdigados sobre el suelo.Escuché unas pisadas que se acercaban corriendo y en el instante en que me giré tras ver pasar todos los muebles de alrededor a la velocidad en que me volví la vi una vez más lanzándose sobre mícon un cuchillo en su mano. Me tiró al suelo rajándome la mejilla derecha y acto seguido logré quitármela de en medio empujándola, dispuesto a huir pavorido de la cocina. Mientras la escuchaba reír estrepitosamente haciendo eco en las negras paredes de mi corazón latente.Pasé por el salón y el piano dejó de sonar. No había nadie… No parecía que nadie hubiese estado en el salón tocando el piano y sin embargo lo había escuchado clara y concisamente en mis afinados oídos. Había dejado de sonar justo cuando yo había entrado…
Entonces me di cuenta que ella había dejado de reír y que todo permanecía en un espectral silencio. Me quedé pegado de espaldas a la pared mirando al pasillo esperando que apareciera mientras iba serenando latido a latido miagitación, comenzando a entender que no podía permitirmeser dominado por el pánico.

-    Siempre has sido un niño tímido, no lo seas pequeño. Sabes que disfrutas con esto tanto o más que yo.

Permanecí ausente en mi silencio sin responder  tratando de no escucharla. Debería haber escapado de casa o haber llamado a alguien pensé pero en el fondo de mis desordenados pensamientos sabía que ella tenía razón, todo esto me gustaba. Esta mísera y monótona existencia llamada por ignorantes “vida” culminaba su catarsis con el miedo que alimentaba mi corrompido espíritu por beber el veneno que bombeaba cada vez más rápido mis latidos. Me dolía la cabeza, respiraba de forma agitada al ritmo en que veía como se acercaba a mí aquella enigmática mujer que danzaba en la triste música que componía sobre las tibias lagunas su barqueroCaronte. La luz se había fundido y únicamente el fulgor nocturno alumbraron el blanquecino rostro de mi misteriosa amiga. Quién de nuevo se sentó a tocar el piano y yo me senté a su lado y lloramos juntos apoyados el uno en el otro mientras las teclas vibraban en las pulsaciones de nuestras extraviadas y rotas emociones.

Al día siguiente como era costumbre desperté nuevamente solo, otro ciclo constante que parecía orientarse a ningún lugar. Así que continué con mis rutinas diarias que excluían la recogida o limpieza del hogar, me duché un buen rato, desayuné. Me cambié listo para salir preguntándome si existiría alguna clase de individuo civilizado que  fuera capaz hoy día de convivir con su obsesiva autodestrucción incapaz de imponerse a si mismo una condición mucho más certera y resuelta de lo que podría ser la vida. Simplemente era un humano más en un cuerpo de hombre derrotado por el hastío y la vitalidad ahogada en diminutos vasos que obstruían la visión de una opaca mente disoluta por el alcohol. Caminaba entre las calles de Madrid en un continuo y desesperado intento de transitar cada uno de mis pensamientosiluminados por los faros de cada chirriante móvil que arrastra consigo la desgastada carretera de mis ideas. Llegué a un parque y allí volví a encontrarme con ella.

-    ¿Pero qué... Qué estás haciendo aquí? Déjame en paz

-    ¿Qué que yo te deje en paz? Dios Alex déjanos en paz tu de una maldita vez. Te dije que nos olvidaras, que haces aquí nos has seguido?

-    Pero que dices si eres tu quien me acosa todas....- En ese instante vi entrometerse a su marido

-    Alex creí que ya te había quedado claro cuando amenazamos con una orden de alejamiento judicial. ¡Ya basta!¡ No te queremos ver más!. ¿Te enteras?

-    Porque vienes Alex, es qué quieres arruinar nuestras vidas- Chilló Alicia con lágrimas en sus ojos.

Yo me quedé petrificado por la impresión que me causaba verla llorar por mi sola presencia, miré a Alberto y sin entender que les había hecho, entrecortado apenas me fluían las palabras y horrorizado por atroces impulsos de mi encenagada alma salí corriendo salpicando los charcos del parque empapado por la gélida lluvia de la mañana. Supe que aquel triángulo amoroso se había quebrado y mía parecía ser la culpa...Al menos eso pensé sin entender o recordar que mal había podido causar a mis seres queridos que poco a poco me habían abandonado al negro silencio de la tormenta de mis recuerdos.

Volví a mi casa y al entrar contemplé extrañado como la puerta de la cocina se veía perfectamente sin una señal de deterioro y como los cubiertos y cajones permanecían en su sitio expectantes a mi juicio. Fui directamente al baño y al situarme frente al encharcado espejo de mi habitación todos mis recuerdos se  volcaron con la misma facilidad con que cae el agua del grifo sobre el desagüe.  "Eres un error", "Ven vamos quédate, lo vas a pasar muy bien" múltiples sonidos ensordecieron mi cerebro. "todo te lo has imaginado " "siempre queda el suicidio"

Una atenuante risa y su ferviente eco se burlaba de mi persona...

Hasta que de pronto al encender la luz del baño y verme en el reflejo del estropeado espejo,entre el coágulo de mi inconsciente, rayado por el cuarzo y su álgido amatista, veíadistorsionada mi propia imagen."estás enfermo"

"¿qué es lo que soy?"

"solo un nocturno secreto"