y caí al precipicio.
Ahora, solitario en este infierno incandescente,
intento ser cuerda para escalar mi abismo.
Fui ciego en mi libertad
de tanto admirar al sol,
de tanto soñar con la oscuridad
y confundir esa estrella
con una bella visión.
Fui cielo en mis ojos por un instante,
en el que la belleza me besaba
con su maravillosa mirada,
en el que el amor se convirtió en arte.
Fui espejo del sentimiento
que me abrazaba mecido en su cuna.
Reflejo del destello de lo eterno
que se grabó en la noche oscura.
Ahora, remo en la arena de cada duna,
persiguiendo el océano para dejar atrás el desierto,
persiguiendo el aroma del mar que sopla el viento.
Pero vago en círculos de soledad,
errático y aplastado por un sol de tempestad.
Deshaciéndome en el vapor de sueños sedientos
que con el fuego del cielo se desvanecen,
que de la alegría de ser me desprenden,
y me secan con la sed de beber falsos recuerdos.
Fui vacío
y caí en el hueco.
Ahora, busco escalar más allá del vértigo,
intento,
llenar mi silencio con un intenso y profundo río.