El camino de mi esperanza se difumina
a través del brillo apagado de tus pupilas.
Sigo adicto al veneno que me inspira,
con palabras herirme hasta sangrar vida.
El mundo claro oscuro se observa distinto
desde la ventana íntima de mi abismo.
Las lágrimas ácidas se desprenden de mi río,
fluyo escribiendo hasta sentirme extinto.
Allí donde el amor con el cielo se confunde,
muere el océano en la línea del horizonte.
Solo queda el vacío que a mi ser irrumpe,
el reflejo perdido que mi conciencia rompe.
Mi mente naufraga en cada recuerdo
que mi inconsciente ahoga en el tiempo.
Sueño con atrapar de tus ojos el destello
pero lo toco y siento el odio a mi reflejo.
Sigo adelante ciego, infeliz y sin ánimo,
esforzándome por caminar desorientado.
Persigo un sueño que nunca alcanzo
y que su cenit no me irradia esperanzado.
El viento cálido ha cesado de soplar
y queda estático el frío de mi realidad.
La tristeza helada me congela invernal
y no hay fuego que me retorne amar.
Pero todavía siento el espejismo
de tu voz en el interior de mí mismo.
Y camino entre la grieta del delirio
que ha cortado mi vida como un seísmo.
El sol ha besado a la luna en el firmamento
y la luna… le ha robado su brillo eterno.