Nocturno Secreto

jueves, 15 de marzo de 2018

Continuación del poema narrativo "Alegoría"

https://diurnosecreto.blogspot.com.es/p/alegoria.html

IV
En la cueva reinaba la musa
coronada de flagrante destello
y arropada de virtud profusa
su voz brillaba sobre el silencio.
Su voz era luz y su haz incendio.
Y cual rayo que al ser alumbra
incidió su luz en la cerradura
encendiendo el alma oscura.
Por el entender tan extraño
que súbito contempló el poeta.
Pues no existe verdad y daño
que resista la lógica certera
que tan elegante, sutil y bella
reside en el verso de antaño.
Tan elegante como un poema,
tan sutil como fino hilo dorado
y tan bella como sol soñado.
Pues su inesperada bella luna
había con feliz nostalgia curado
la ceguera de claridad nocturna.
Y gracias a su dolor de alambre,
al dolor que rasgaba su herida,
cual oxidada llave que cierra
la mortal cerradura de la vida,
abrió la cerradura de su celda
con la llave que su dolor hería.
El oxidado hierro de la verja
chirrió al abrirse sonando su eco
en la profundidad de la caverna.
Chirrió como gemido o lamento
que trocaría el alma más impoluta,
en grietas de hondo sentimiento,
al alma de valor y virtud disoluta.
Al instante se abrió el silencio,
el primer paso, el mayor miedo,
el mayor miedo sembró el valor,
el valor fue la cura del dolor.
Pese a la negra oscuridad absoluta
que deprimía la nostalgia de la luna.
Habló, esta vez la mortecina musa
imitando la poesía de más alta cuna.
Moran, en esta existencia extinta,
las almas que traumadas murieron
bajo el gélido mármol que sufrieron
de una tortura a su psique víctimas.
Moran... como tú antaño en la piedra
sin la esperanza de quien la luz alberga.
¡Solitarias almas que sin alma anhelan…!
Caminó el, entonces, doliente poeta
por el abrupto sendero que circunda
el hondo y húmedo foso de la caverna.
Para huir del pozo que su vacío inunda
guiado por tenue luz en medrosa senda.
Abandonando la inerte celda subterránea
que le abandonó a la noche más etérea,
que durante el largo transcurso de una era
su existencia había tornado momentánea,
estático en estatua de dolorida piedra
cargando, su conciencia, su pena.
Hasta que por fin alcanzó la cima
de la profunda caverna sin vida.
Escalando la senda en cada huella.
Escribiendo un camino de hiedra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario