De aquel añorado verano
de días y noches encendidas,
de alegrías y nostalgias perdidas,
sentimientos por un sueño lejano,
no existe más que el recuerdo
y la tristeza de un silencio
que será olvidado.
De aquel joven soñador
quien la vejez le vendió su sueño
a un precio demasiado caro,
la madurez destruyó su ilusión
y su alma, del amor
desanudó cada lazo.
De aquella heroica promesa
de aquella ingenua fuerza,
la culpa condenó
la burla de su inocencia.
Rápido la materia extinguió
el ideal de aquella estrella.
Así su brillo todavía rutila
sobre el espejo del pasado
como un eco de vida
perdido y sin reclamo...
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