A medida que crecen los
segundos el tiempo se vuelve cada vez más estrecho. Mientras que por el
contrario, a medida que el mundo crece el tiempo se torna cada vez más amplio.
Es triste o quizás irónico pensar que el mundo se ensancha cuando, a cada
tiempo, una parte vital del mundo se muere. Así el movimiento se ha convertido
en el único fin de nuestro mundo, así el mundo… se está muriendo. No mueren
únicamente los seres vivos, también las razones y pasiones que les conciernen,
que antaño les movían y empujaban a seguir viviendo. Ahora las razones son
diferentes y las pasiones, a medida que se crece y el tiempo nos confina, son
cada vez más pobres. La extraordinaria maquinaria de la vida únicamente
responde a la razón de sus leyes que el sistema del mundo tan extrañamente le
ha concedido. Hasta que la única verdadera ley y razón que permanece constante
a todo movimiento, al cambio, al mundo, es la razón de vivir, moverse,
aceptando nuestra propia muerte. Y sin embargo nadie acepta su propia muerte,
yo no la acepto. Pero sí se que el tiempo, inevitablemente, será quién me
persuada de ello y eso no me parece tan horrible. La cuestión es no forzar al
mundo y que te persuada tan bruscamente, la cuestión es ser sabio y luchar por
comprender que como decía el filósofo, aprender
a morir es aprender a vivir.
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