que siento al no notar mi corazón,
porque se encuentra junto a tu mirada
palpitando, llenando mi pecho de calma,
anhelante de besar tu amor.
Quisiera besar cada una de tus lágrimas,
sentir que somos uno y no dos en el dolor.
Quisiera que tras beber tu tristeza
sintieras toda la intensidad de la belleza
que en mi mente y alma llenas.
Y no sólo soñar con blancas lágrimas de perdón.
Te extraño y me distancio de mi corazón,
pues éste se distancia buscando tu envidiable corazón.
Aunque no consiga escribir más allá del temor
que supone revelar el misterio de tus demonios,
soy esclavo desde que te vi de la ilusión
de confundirlos con ángeles de emoción,
como se convierten las hojas en flores durante el otoño.
Flores de nostalgia que me enamoran
como el verano que destellas en mi interior.
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