Quedé por ti prendido
de tu viva fragilidad
de tu inocente belleza.
Preso de tu cariño
de tu tímida libertad
que libera tristeza
y explota felicidad.
Quedé por ti herido
llorando soledad.
Bebiendo desesperanza
ahogando la realidad.
En mi humilde vacío rendido
rendido por tu andanza.
Desnudo y desvalido
tiritando cada lágrima.
Quedé por ti perdido
igual que se perdió
tu dulce cariño
el besarme con tu mirada.
Se ha ido mi luz
se ha helado la llama.
El Titanic navega rumbo a su
destino.
Navega… y en él te has ido…
Pero, esta vez, solo soy yo
quien abatido,
en el negro océano me he hundido…
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