Leyendo a Hemingway aprendí que el genio es un hombre ante la vida. Leyendo a Poe comprendí que también podía ser la deformación de lo grotesco a lo bello.
Continué con Becquer y vislumbré, en un prófugo destello de creatividad, como el genio era un delirio que germinaba en el jardín de nuestra alma.
Incluso leí a Bukowski y no tuve otro remedio que asumir al genio como un sensible espíritu solitario. Un genio vive solo, rezuma soledad en cada uno de sus poros y los ahoga con alcohol.
Pero si piensas que Hemingway no necesitó de la soledad para convertirse en un verdadero hombre, si crees que bukowski no necesitó ser un hombre para triunfar frente a su soledad. O si crees que Poe no enloqueció para encontrar la chispa de su ingenio y si no necesitó Becquer la oscuridad para encontrar la luz de la poesía en un minúsculo sueño. No entiendes que un genio no lo es por ser único. Todos los seres de este mundo somo únicos. Tan solo unos pocos lograron ser genios porque supieron encontrar en su obra y vida la profunda y oculta verdad de cada uno que nos hace brillar y ser auténticos.
lunes, 25 de julio de 2016
Ser un Genio
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