Nocturno Secreto

sábado, 30 de julio de 2016

Fantasmagoría

            Empezó con la monotonía. Siempre comienza con la monotonía. Quizás alguna tragedia acompaña al drama, pero siempre es la monotonía. La monotonía es terrible y voraz, cruel y absolutamente destructiva. Rompe enamoradas parejas, mata la empatía y gangrena nuestras vidas. Convirtiéndose la monotonía en el único motor de nuestros apagados y débiles días. La monotonía es la prisión de tu morada, la seca pintura de las paredes, el amargo vacío de la soledad y el eco de un latido que jamás se alcanza. No hay oscuridad ni día, no existe niebla ni tampoco estrellas que enciendan la noche con su luz. Sólo una gris oscura armonía…
Continuó con el miedo. No siempre continúa con el miedo. Todo depende del grado de paranoia que sea capaz de alcanzar la persona que esté sufriendo. La paranoia que alcancé fue mayor que el oleaje del mar revuelto. Despertaba cada mañana con el sólo pensamiento de la soledad mientras, monótonamente, con absoluta certeza meticulosa del destino incierto y caprichoso, desordenaba la ansiedad cada uno de los rincones de la prisión de mi habitación y cerebro. Me levantaba hastiado, sin ninguna imagen que emanara cristalina de la fuente de mis ideas. La ansiedad que sentía, turbaba de pesadillas mi almohada y jamás la luz lograba atravesar la persiana. Una sombra que te amenaza, una bombilla que se funde, con la oscuridad. Una puerta que se cierra chirriando o una tele que olvidas apagar y te despierta asustado. Unas extrañas pisadas que martillean tu techo, un ensordecedor grito que desgarra tu alma. Una eterna e invernal calma que te ahoga sin lágrima y cada vez más hondo te aplasta. Un silencio innombrable o un sordo pensamiento de ese cementerio de palabras que es tu mente. La angustia se siente en todas partes…Y en ninguna la ayuda que te salva…
              Prosiguió con el delirio. Nunca sepas cómo prosigue el delirio. Si has sentido en tus carnes y alma las cicatrices de mis palabras, nunca arranques la costra de sus yagas, y no escapes de esta cárcel de los sentidos. Sin embargo el delirio es fluido, ágil y violento como la imprevista inspiración. Flujo indefinido del insólito río que desemboca en la frustración.Las horas del día se tornan largas y tediosas cual hastío que estalla en tu cabeza y oprime tu corazón. Te levantas una vez más pues cuando te estas muriendo sólo te queda descansar.  El diáfano cristal que constituye tu alma se torna impreciso y nebuloso. No reconoces tu rostro y distanciado de tus sentimientos te desvaneces fuera del cristal…
              Concluyó con la fantasmagoría. No es un fantasma y tampoco una alegoría. Siempre concluye con la fantasmagoría…Desperté una noche helada sobre un suelo embarrado con charcas malolientes y plagado de cadáveres de ratas. Desperté allá donde los gusanos se nutren de las inertes almas y el hedor es tan hondo como el mismísimo podrido pozo en el que desvalido me encontraba. La humedad se encharcaba en mi garganta y respirar aquella venenosa atmósfera resultaba una verdadera agonía. Tan idéntico como ese agudo dolor congestionado en nuestro pecho, que nos vacía asfixiándonos hasta que morimos de ansiedad.Tan hondo. Tan atrapado en el fondo de este pozo estrecho y gótico. Confinado por gigantescas negras rocas que al final, tan roto y desesperado, tan afligido y derrotado, tan desconsolado con el ánimo tan enterrado y tan ansiado de que este profundo abismo y vacío se llenara y desapareciera... Que no pude otra cosa más que romperme a llorar. El oscuro y nuboso cielo de mi alma se quebró abriendo paso a la tormenta. Entonces igual que un milagro caído del cielo comenzó a llover mientras lloraba. Cuanto más llovía más lloraba, maravillado por ver como el pozo se inundaba más y más hasta que finalmente, tras subir tanto el nivel del agua, pude recobrar el ánimo y sentimiento de esperanza y lograr escapar.
No, no es una alegoría.
Porque de esto se trata, de esto va esta mierda de vida. Tocar fondo y salir a flote cada día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario