Porque una aventura tiene sentido si se comparte,
porque el corazón del placer palpita excitado
y yo solo soy hielo derretido en el desierto.
Comprendo un extraño acertado consejo
del que tan solo el brillo de tus ojos al decírtelo recuerdo.
También se asoma a mi robótico cerebro
una música que sintoniza el sentimiento.
Y comprendo entonces tantas ficciones que idealizamos
sabiendo que tú has encontrado el click de tu alma y cuerpo,
que me deshago en el deber de mi distanciamiento.
Solo deseo saber qué recorrer
¿Cuál es mi sendero?
Yo trataré de ser consecuente
y mientras espero una señal
seguiré hablándote frente a esa ventana, con mis versos.
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