Dios desea que duermas el sueño del insomnio.
La manzana es dulce pero también puede ser ácida,
como el corazón que sufre
cuando recuerda en la felicidad la nostalgia.
Morder la manzana es el pecado,
la tristeza, saborear sin terminarla.
Siente belleza del despertar, jamás de la belleza del horror,
Dios desea que rasgues el amanecer con tus lágrimas.
El dolor no guarda ningún propósito,
el amor atesora la asfixia del todo
pues vivir es liberarte de tu razón
y ser tan sólo un corazón
que sueña dormir el cielo de lo ilógico.
Siente terror del despertar,
pues será cuando de la herida cure tu verdad.
Es un sueño, un sueño vaporoso,
la existencia del enfermo,
la acompañada soledad en el manicomio.
Es un sueño, un sueño que enloquece
hasta la lucidez de abrir los ojos.
Entonces será cuando todo terminará,
cuando seamos algo más bello que estar solos y sólo locos.
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