Cómo encontrar a dios y mirar el espejo sin
ver el reflejo, renacer y envejecer al mismo tiempo. Beber la sangre de la
belleza para ser inmortal más allá del latido de un recuerdo.
Cantar en la noche a dos estrellas que
derraman el aullido de un solitario lobo y el eco de su música brillar como luz de luna,
mientras despiertas en las cenizas que arropan un desierto de blanca arena.
Nadar en dunas evaporadas en el espejismo y saciar la sed de nostalgia que nos
ahoga en el oasis del alma. Matar la soledad que implica sentirse real
fundiéndome a la materia de la ilusión. Ser, sólo ser sin definición ni castigo
de vivir en mí mismo. Libre, vinculado a la magia que forja mi destino y volar
en el viento que genera el hechizo.
Cómo apagar la llama que incendia cada rincón
de mi casa sino es invocando la tempestad, desgarrando el cielo para que llueva
y por fin entre en calma. Refugiarme en bares que derriten el alma
sirviéndotela en copas para emborracharte hasta que cierre la noche y se abra
el sueño seco de la mañana. Tragar el licor del alba que no es sino el rocío de
mis lágrimas que enjuagan los pétalos de la tristeza anudados en mi garganta. Respirar
el oxígeno que forma este inmenso vacío infinito donde la atmósfera se condensa
en la densidad de la nada. Alienar la realidad porque qué hay más vital que la
eternidad en vez de esta existencia arrastrada a un final. Mezclar claro con oscuro,
lo distinto con lo confuso es el sino que une este mundo.
Configurar en abstracto toda la verdad y
maquillarla en toda su complejidad.
Expresar la sencillez de lo decadente, la
elegancia de la resistencia y fortalecerse hasta triunfar.
Broncearme en el oro de la victoria al
esculpir la plata de mis ideas y alcanzar la gloria.
Emigrar de lo estéril a una tierra fértil
donde florece la rosa de mi arte, que hiere al sensible con sus espinas pero
cura con su delgada y fina belleza, de sutiles pétalos que ondulan un poema y
cuyo tallo jamás se corta o arranca de la savia de la tierra.
Ser cristalino y dúctil como el agua emanando
de la fuente de los conceptos, las ideas, en esencia las palabras.
Cómo deslumbrar a un ciego o pincelar las
lágrimas de un frío ser de mármol, retratar el alma de un autista y dibujar la
invisible esencia escondida en un lienzo en blanco. Colorear los sueños con la
gamma de los sentimientos para realizarlos en el acto. Cómo advertir un enigma
en un cuadro y comprender su mensaje sin ser su pintor.
En definitiva ser la ciencia que investiga el
milagro del genio y descubrir la vida contenida en el texto.
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