Te busco y nunca te encuentro
pues se deshizo el hechizo del deseo,
sin respuesta que de eco al tiempo,
sin vestigios que cuenten mi remordimiento.
Soy sólo instrumento de lo etéreo,
queda en mi corazón estatua y materia,
contraste entre ser e indiferencia,
pues en mí sólo queda existencia...
Ahora el mundo es coherente
y sufro su desorbitada incoherencia,
porque te encontré más allá de lo presente
y te perdí...
Una vez miré a la nada de frente
y preso en mi locura me devolvió la mirada.
Sus ojos estaban rasgados de tristeza,
su pasión indómita y sabia, congelada.
Mas conocía los secretos de mi alma,
juzgaba a la izquierda del creador
como contraste que da luz a la existencia.
Y pese a su sabiduría cabía en ella una ignorancia...
Una vez miré a la nada de frente
y preso en mi soledad me abrazó desde la nada...
Gracias...
Me ayudaste a aceptar que en mí,
sólo queda estatua y materia,
en mí, queda existencia.
